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lunes, 3 de febrero de 2014
La Verdad sobre el Béisbol Cubano
Agradezco a mi amigo
José Martínez, nativo de Cuba, por hacerme saber varios aspectos del béisbol
cubano, tan nutrido conocimiento me sirvió para completar estas líneas.
Mucha expectativa se
generó por la llegada de Cuba otra vez a las series del caribe, al menos esta edición
de 2014, inclusive al punto de que muchos la dieron como favorita para alzarse
con el trofeo de campeones, partiendo de dos premisas: su dominio absoluto y
casi que eterno en el béisbol aficionado y sus antecedentes en la primera etapa
de la serie.
Sin embargo, en los
dos primeros juegos de la serie, el Villa Clara, representante cubano, cayó
derrotado 9 carreras por 4 ante los Naranjeros de Hermosillo y anoche cayeron
ante el Magallanes 8 carreras por 5, quedando en una situación complicada que
pone en riesgo su pase a segunda ronda y decepcionando a más de uno que creía
que Cuba arrollaría la serie. Algunos están sorprendidos, otros decepcionados,
otros alegres ¿Y yo? Yo estoy alegre por ver a Cuba en la Serie pero no me
sorprende su desempeño.
Ojo, Villa Clara aún
no está eliminado, aún puede recuperarse y ganar el campeonato del caribe, sin
embargo la pobre demostración de los primeros días no es esperanzador.
No voy a criticar a
la Liga Cubana ni a hacer un análisis del béisbol mostrado por los naranjas en
estos dos primeros juegos, en su lugar esbozaré la lectura que yo le doy a esta
participación de los cubanos.
En primer lugar la actuación
de los leopardos, como también llaman a los Villaclarenses, no es ninguna
sorpresa. Aquellos que tenían altas expectativas en Cuba por su pasado glorioso
y por su dominio del béisbol federado, estaban completamente equivocados. La razón
es simple, los peloteros que trajeron los de Villa Clara no son los mejores de
Cuba, no es como en el Clásico Mundial que se traen a los mejores de su país y
se enfrentan a selecciones llenas de profesionales, pero profesionales fuera de
ritmo, que todavía no han agarrado su timing y cuyo desempeño, por ende,
no es el mismo.
Cuba arrolló en las
primeras series del caribe, pero aquellos peloteros que en los cincuenta le
dieron siete títulos a la mayor de las Antillas eran profesionales, se
dedicaban 100% al béisbol y se formaban mediante el enfrentamiento con otros equipos
del béisbol organizado, en verano jugaban en las ligas negras, en las grandes
ligas, en México o en otras ligas profesionales del orbe, se pulían con la confrontación
con los mejores peloteros del mundo sin contar con que en aquella época los
equipos cubanos conseguían casi siempre el mejor contingente de importados de
todo el caribe.
Yulieski Gourriel, refuerza al Villa Clara, y es el jugador de mayor jerarquía del equipo cubano |
Los tiempos cambian,
los peloteros cubanos ya no se ganan la vida con el béisbol. Para poder jugar en
las Series Nacionales los jugadores tienen que estar vinculados a una central
laboral y presentando una licencia deportiva pueden recibir permiso para jugar
con el equipo de su provincia mientras que su centro de trabajo paga su salario
mensual que es de 600 pesos cuando mucho, lo que se traduce un 25 dólares
norteamericanos que alcanzan poco menos que para nada. Pero ahí no acaba la
cosa, además de esta contribución, el estado regala a los jugadores su merienda
y refrescos, en realidad cinco refrescos diarios, los cuales la mayoría no se
toma sino que los guardan para revenderlos luego al módico precio de 10 pesos
(40 centavos de dólar). Es decir un pelotero cubano vive con más o menos
cincuenta dólares al mes, teniendo por ende que rebuscarse en otros menesteres.
Otra condición que
pone a los cubanos muy a la saga de sus pares latinos profesionales son las
condiciones de entrenamiento y de juego. Ellos no cuentan con las instalaciones
ni con los sistemas de entrenamiento de nuestros jugadores y a esto se le
agrega que el mayor fogueo de estos peloteros cubanos son ellos mismos, puesto
que solo se enfrentan a peloteros de otros países esporádicamente, siendo su
mayor reto el Clásico Mundial de Béisbol, evento en el que como ya mencioné se
enfrentan a peloteros profesionales fuera de su timing y en ciertas
ocasiones a selecciones que están muy lejos de ser una verdadera prueba de
fuego. Cuba se enfrenta a campeonatos mundiales a selecciones como las Bahamas,
Samoa, Islas Salomón, Nigeria, Serbia, Rusia, siendo las más fuertes las
selecciones de Italia (con norteamericanos nacionalizados en el ocaso de sus
carreras), Holanda (con curazoleños y arubeños), Estados Unidos (con jóvenes
universitarios) y peloteros de tercera categoría de Japón y Corea, selecciones
que en realidad no conforman ningún reto.
Siendo esto así, las
expectativas sobre Cuba estaban más fundadas sobre principios superficiales que
sobre la realidad del béisbol cubano, mismo béisbol que incluso en el plano
aficionado está siendo desplazado por otros países como Estados Unidos, Holanda
y Japón, y que en el futuro probablemente sea igualado por potencias que están
haciendo muy buen trabajo desarrollando su béisbol, como lo son España,
Alemania y Australia.
Ahora bien ¿Qué lectura
le doy a esta participación de Cuba en la Serie del Caribe? Es sencillo, con
Cuba en esta serie presenciamos el encuentro de dos mundos beisbolístico y
sociales completamente disímiles.
Comenzamos primero
con el Villa Clara. Todos los periodistas hechos un ocho tratando de comprobar
cuál era el nombre real del Villa Clara, que si Leopardos, Naranjas o
Azucareros, son una muestra de ello. Los equipos en Cuba no tienen nombres,
solo se llaman como la provincia que representan, es decir, no son Azucareros
de Villa Clara, es Villa Clara; no son Elefantes de Cienfuegos, es Cienfuegos;
no son Abejas de Santiago, es Santiago. La única excepción a esto son los
Industriales de la Habana. El otro es un mote, que no es el nombre oficial,
incluso a los mismos Industriales, le llaman Leones Industriales de la Habana. Por
lo tanto “la franquicia” (para usar el término usado por uno de estos
periodistas) de Villa Clara, se llama Villa Clara a secas… ah, y el uso del término
franquicia es otra muestra más de este encuentro de dos mundos, pues los
equipos cubanos carecen de la independencia administrativa y personalidad
jurídica de las “franquicias” de nuestra liga, pues todas estas novenas son
mantenidas y administradas por la Federación Cubana de béisbol, es decir son
instituciones del estado y no empresas como lo son nuestros equipos.
Ahora bien, en el
campo es donde estas diferencias son más que evidentes. El equipo cubano se
nota muy humilde en comparación con sus pares profesionales, la forma de rotar
la pelota en el cuadro luego de un out, las reuniones de los jugadores en medio
de un juego, los mini-mitín de los managers en los entreinning, el gesto del
pitcher saliente de esperar la llegada de quien lo releva, un coach de bateo
que le da instrucciones a sus jugadores entre pitcheo, las celebraciones
exageradas propias del béisbol aficionado y que solo tienen como motivo
expresar la autocomplacencia y en ningún momento la burla al contrario. Viendo los
cubanos practicando todas estas cosas bonitas ya extintas en un terreno de juego,
al menos a nivel profesional, me hace preguntar si fue positivo que un aspecto
del juego cubano se haya quedado congelado en el tiempo.
Dudo que Cuba gane,
pero que ya se esté midiendo con sus contrapartes profesionales, es algo sano
para el deporte, para el espectáculo, para el crecimiento profesional e
individual de estos peloteros que salen, ocasionalmente, de aquel ostracismo
comunista del que son prisioneros. Perdiendo la serie, ya con estar en ella,
los cubanos han ganado mucho.
¡Viva Cuba! ¡Viva el
béisbol cubano! ¡Viva Villa Clara! Porque como dijo Niko Kazantzakis: ninguna
ideología vale más que el hombre que la profesa.
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Por Alex Ulacio
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Béisbol del Caribe
Venezolano, beisbolista frustrado y aspirante a escritor. Me gradué de Soñador Profesional en la Universidad de los Inútiles, actualmente realizo mi maestría en Persecusión de Ideales. Amante de los libros y el rock. Cuando no ando escribiendo, estoy pensando en lo que escribiré.
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