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lunes, 23 de julio de 2012

Ty Cobb,anti-héroe del béisbol (parte II)

Nap Lajoie junto a Cobb
La controversia Chalmers.


El campeonato de bateo de la Liga Americana en el año 1910 fue y ha sido hasta este momento el más reñido de todos los tiempos, no solo por la exigua diferencia entre los averages finales, sino porque hasta la fecha aun ese campeonato se mantiene en disputa.

En aquella temporada, la superestrella del equipo de Cleveland, Nap Lajoie (era tan estrella, que el nombre del equipo era los “Naps” en su honor,  antes de convertirse en los Indios) se enfrascó con Ty Cobb en el campeonato de bateo.
En aquella época, el campeón de bateo se llevaba el Premio Chalmers, que consistía en un automóvil último  modelo.
En el último día de la temporada, Ty Cobb aventajaba a Lajoie por un pequeño margen y como era un jugador muy inteligente, decidió tomarse el día libre para que ello no afectara su promedio, contando con que Lajoie no lo alcanzaría.

El último día de la temporada para los Naps, era una doble jornada contra los Saint Louis Browns (Carmelitas de San Luis, hoy día Orioles de Baltimore) y en aquella jornada Nap se fue de 8-8, ganando así el campeonato de bateo. Sin embargo de estos 8 hits que el conectó, seis fueron toques por el lado de tercera y un séptimo hit fue un batazo que en circunstancias normales habría sido declarado error. La sospechosa manera de como Lajoie consiguió sus hits, llevaron al entonces presidente de la Liga Americana, Ban Johnson a iniciar una investigación.

La investigación se hizo y se descubrió que el entonces mánager de los Browns, Jack O’Connor, ordenó a su tercera base novato, Red Corridon, a jugar profundo, cerca del jardín izquierdo, cuando Lajoie tomara turno al bate. Lajoie, quien era un fino bateador, notaba lo profundo en que jugaba el tercera base y aprovechaba siempre para tocar por esos lados.  

El fraude se descubrió y ambos, O’ Connor y Corridon, fueron expulsados de por vida del béisbol  y Ty Cobb fue declarado oficialmente como Campeón Bate y ganador del Premio Chalmers. Sin embargo tiempo después se descubrió que uno de los juegos de Cobb fue contado ese año doble, es decir, su promedio de bateo era menor al de Lajoie. Así pues, aun no se sabe todavía quien es el verdadero campeón bate de esa temporada, porque mientras los expertos del béisbol reconocen que Lajoie es ciertamente el campeón bate, quitándole así un campeonato de bateo a Ty Cobb, dejándolo con once y no doce, y por este detalle, su seguidilla de nueve campeonatos de bateo se ve cortada a solo cinco. Pero Major League Baseball reconoce solo a Ty Cobb como campeón bate.

La marca de automóviles Chalmers, decidió premiar a ambos con un automóvil en premio a la emoción brindada en la carrera por el título de bateo.

Los compañeros de Ty Cobb, en lugar de protestar el fraude, enviaron cartas de felicitaciones a Lajoie, incluso Sam Crawford. Una muestra más de que Ty Cobb era el hombre más odiado del béisbol.

Mas controversias por su temperamento, mas dominio en el béisbol por su genio.

En 1911 y por primera vez Ty Cobb bateó por encima de 400 y ganó nuevamente el campeonato de bateo con 420 de promedio y lideró la liga en carreras anotadas 147, impulsadas 127, sluggins 621, hits 248, dobles 47, triples 24 y bases robadas 83, y no ganó la Triple Corona porque quedó segundo en el departamento de jonrones con 8, a tres del líder: Frank “Home Run” Baker, de los Atléticos de Filadelfia. Pero esa fue la mejor de sus temporadas y ganó el MVP.

Shoeless Joe junto a Cobb
En esa temporada también presenció uno de los episodios que mejor dibujó la genialidad como competidor psicológico. Para entonces Cobb tenía una racha de 40 juegos consecutivos dando de hits, sin embargo no podía alcanzar a Joe Jackson, quien seguía aventajándolo por nueve puntos. Cobb dejó en su biografía constancia de como superó a Jackson. Al final de la temporada, Detroit y Cleveland, equipo de Jackson (quien casualmente era compañero de equipo de Nap Lajoie, rival de Cobb en la temporada pasada), tenían una serie de juegos. Jackson era uno de los pocos amigos de Cobb, de hecho eran compañeros sureños y se llevaban muy bien dentro y fuera del terreno, Cobb dijo haber utilizado esto a su favor. Durante la serie ignoró los saludos de Jackson y cuando éste hacía el intento de hablar con él, este se alejaba y cuando finalmente Jackson pudo encararlo para preguntarle que le pasaba, Ty Cobb lo golpeó para que lo dejara en paz. La extraña actitud de Cobb extrañó a Jackson quien salió de foque y bajó su promedio, así como quería Cobb. Una vez terminada la serie, Cobb se acercó a Jackson y lo abrazó para desearle lo mejor. El promedio de Jackson terminó bajando hasta 408, mientras que Cobb subió a 420.
Uno de los juegos que mejor ilustra la genialidad de Cobb en el terreno del béisbol ocurrió en la tarde del 22 de mayo de 1911, jugando contra los HIghlanders, hoy Yankees: anotó una carrera con sencillo al jardín derecho…. ¡corriendo desde primera!, luego anotó desde segunda con un wild pitch y luego en el séptimo inning, dio un hit de dos carreras que empató el juego. Ancló en segunda, y entonces el cátcher de los Highlanders comenzó una discusión airada con el Umpire acerca de una jugada y todos los jugadores se acercaron a ver mejor la discusión, Ty Cobb se dio cuenta que ninguno de los jugadores de Nueva York  pidió tiempo y acercó hasta la tercera y luego caminó como si nada hacia al home para tener una mejor perspectiva de la discusión y luego, cuando nadie lo esperaba, se barrió en el home, lo que marcó la carrera ganadora.


 

Cobb protagoniza un episodio muy triste

Ty Cobb, el hombre, era una persona muy temperamental, era un solitario amargado que solo pensaba en ganar, odiaba a los aduladores y a todos aquellos que no pensaran como el o que intervinieran en su camino. Era parte de su naturaleza y de su estilo de juego, y era aceptado en aquellos tiempos. Pero lamentablemente, Cobb no veía límites a lo que le estaba permitido; hoy día es inaceptable, inconcebible bajo ningún concepto, que algún jugador realice actos violentos contra algún aficionado, pero lamentablemente Ty Cobb protagonizó uno de los episodios más tristes del béisbol: el 15 de mayo de 1912, en juego contra los Highlanders, en Hilltop Park, Nueva York, un aficionado de nombre Claude Lueker comenzó a gritarle improperios a Cobb, así como muchos aficionados solían hacer, ya que el odio que inspiraba Cobb era hirviente en todos los escenarios en los que se presentaba. En años anteriores el mismo Lueker, cada vez que el equipo de Detroit jugaba en Nueva York, no desperdiciaba una oportunidad para agredir  verbalmente a Cobb. Durante las primeras tres entradas de ese juego Cobb había soportado todas las cosas que Lueker le había gritado, hasta que éste le gritó “Half Nigger” (Medio-negro, de forma despectiva), Cobb simplemente se quitó la gorra tranquilamente, la dejó en el Dougout y saltó hacia las gradas, tomó a Lueker por la solapa y le dio una tunda en la que varias personas tuvieron que intervenir para poder quitárselo. Lo más lamentable del accidente es que Lueker era un hombre discapacitado, que había perdido una mano y parte de la otra en un accidente laboral, y las personas le gritaban a Cobb que el hombre no tenía manos, que lo dejara en paz, pero Cobb simplemente respondió: “No me importa si no tiene pies”. En declaraciones posteriores Cobb declaró que el hombre: “se metió con el color y la moralidad de mi madre”, también alegó que el advirtió al manager de Nueva York, Harry Wolverton, acerca de lo que estaba pasando para que hiciera algo, pero éste no hizo nada. También se supo luego que los compañeros de Cobb, Sam Crawford y Jim Delanthy, lo retaron para que hiciera algo acerca de lo que estaba pasando. Lo cierto es que después de lo ocurrido, el presidente de la Liga Americana, Ban Johnson suspendió a Ty Cobb por cinco juegos por lo sucedido.

Los compañeros de Cobb, aunque lo odiaban, se solidarizaron con él y se fueron a la primera huelga de peloteros en la historia el 18 de mayo de ese año, en Filadelfia. El manager de los Tigres no quería perder por forfeit y lo que hizo fue recoger  de la ciudad a todo aquel que quisiera jugar, y los puso a jugar en lugar de sus jugadores regulares. Hugh Jennings, el manager de Detroit lo hizo para evitar la derrota, pero igual perdió: puso a lanzar a un seminarista, luego sacerdote, Aloysius Travers, quien lanzó el juego completo, permitió 26 hits y los Tigres perdieron 24-2. El coach de cuarenta y ocho años, Deacon McGuire, fue el receptor y bateó un hit y anotó una carrera. En la tercera base, jugo un joven de treinta años llamado Ed Irvin, conectó dos triples en tres turnos, dejando promedio de sluggin de 2000. El mismo manager Jennings salió como emergente en el noveno y se fue ponchado.

Al día siguiente los jugadores acabaron con la huelga, por petición del mismo Cobb, y este cumplió con su suspensión. Este incidente sirvió de base para la formación de la “Fraternidad de Peloteros Profesionales” precursora de la moderna “Asociación  de Peloteros Profesionales”, la cual logró muchos beneficios para los peloteros en aquel entonces.


Últimos años de la supremacía Cobb

En el año 1915, Cobb  estableció un récord de bases robadas con 96, un récord que permaneció hasta 1962 cuando fue roto por Maury Wills. En el año 1916 terminó su seguidilla de Campeonatos de Bateo consecutivos, cuando quedó segundo con average de 371, por detrás de los 386 de Tris Speaker, el campeón de ese año.

En 1917 tuvo una seguidilla de 35 juegos consecutivos dando de hit, convirtiéndose así en el único pelotero con dos seguidillas de al menos 35 juegos consecutivos dando de hit, la primera vez fue en 1911 cuando tuvo 40 juegos seguidos dando de hit. Cobb también acumuló seis seguidillas de al menos veinte juegos dando de hit, superado solo por las siete que acumuló Pete Rose.
Cobb con Christy Mathewson en sus uniformes de guerra
En 1918 Cobb se enlistó en el Cuerpo de Químicos del ejército de los Estados Unidos y fue enviado al Cuartel de Expedicionarios de la Fuerzas Aliadas en Francia, durante la Primera Guerra Mundial, y sirvió en la guerra por 67 días hasta que fue dado de baja. En la Guerra Cobb tuvo el grado de mayor y sirvió bajo las órdenes de Brach Rickey, entonces presidente de los Cardenales de San Luis. Cobb junto a otros peloteros, como el pitcher estrella de los Gigantes de Nueva York, Christy Mathweson, quien recibió el grado de capitán y George Sisler, lugarteniente, fueron asignados a la Division de Gas y Llamas, donde entrenaban soldados en la preparación de ataques químicos, al exponerlos a cámaras de gas en un ambiente controlado. Casual y lamentablemente, Mathewson sufrió en la Guerra un accidente que le causó tuberculosis, obligándole a retirarse del béisbol como uno de los más grandes lanzadores de todos los tiempos.

Cuando regresó de la guerra ya Cobb había comenzado a ser desplazado por Babe Ruth. Sin embargo, el 21 de agosto de 1921, en el segundo juego de una doble cartelera contra los Medias Rojas, y contra el pitcher Elmer Myers, Cobb bateó su hit tres mil, siendo el cuarto miembro de tan selecto grupo (Anson, Wagner y Lajoie, los tres anteriores), en ese entonces tenía solo 34 años y es hasta ahora el hombre más joven en alcanzar los tres mil hits, también el que en menos turnos al bate lo ha logrado (8093) y en menos juegos jugados: 2135.



Fin de la “Era Cobb” e Inicio de la “Era Ruth”


Cobb y Ruth
Durante quince años, Ty Cobb fue la máxima estrella del béisbol. Superó a su compañero de equipo, Sam Crawford, también eclipsó a otros finos bateadores de la época, como Nap Lajoie y Honus Wagner, y también estuvo por encima de Joe Shoelles Jackson. Lo que hacía a Cobb estar por encima de los demás, no eran solamente sus números, que de por sí bastaban para darle el lugar privilegiado, sino también por su personalidad complicada, su temperamento, su carácter solitario y su comportamiento excéntrico, además de sus habilidades innatas, su contacto, su presencia en la caja de bateo, la manera en como intimidaba psicológicamente a sus rivales, la manera en como corría y se barría en las bases. Todo ello lo convirtieron en el jugador más temido del béisbol. Solo una figura con su mismo talento podía igualarlo y entonces apareció Babe Ruth, un pelotero que se robó los corazones de todos por su carisma y personalidad y además estableció un estilo de juego que sigue vigente hasta el día de hoy: el de volarse la barda, que paulatinamente sustituyó el estilo Cobb, consistente en batear para contacto, robar bases y demás elementos del llamado béisbol pequeño. Pero la razón principal que determinó la supremacía Ruth fue que Ruth era amado, una simple palabra que representa un mundo entero.

En 1919, en su último año con los Medias Rojos, Ruth estableció un nuevo récord de jonrones para una temporada, cuando bateó 29 jonrones. Al año siguiente, con la expulsión vitalicia de Joe Jackson, el panorama solo mostraba un rival para Cobb, y ese era precisamente Ruth. Cuando los Tigres y los Yankees (1920 fue el primer año de Ruth con Nueva York) se enfrentaron por primera vez ese año, los periodista lo llamaron “El Encuentro entre dos diferentes estilos de juego”. En realidad era un enfrentamiento sucesional: Cobb iba en picada, mientras que Ruth iba en ascenso. Durante la serie el bambino bateó dos jonrones y un triple, mientras que Cobb solo bateó un sencillo. A partir de entonces, Cobb desarrollaría un odio hirviente hacia Ruth, quien no lo quería menos tampoco. Ese año el Bambino fue la atracción, bateó 54 jonrones.
Cobb y Ruth

Ya no eran los días de Cobb como el rey del béisbol.

La irrupción del Bambino no solo marcó el final del predominio de Cobb, sino un cambio en el estilo de cómo se jugaba el béisbol. Pronto ascendió a la cima de la popularidad y la admiración, y a medida que Ruth se consolidaba, la aversión de Cobb hacia él aumentaba.
Ruth no solo era una amenaza para su estilo de juego, sino también para su estilo de vida. Mientras Cobb practicaba el ascetismo y autonegación, Ruth se atiborraba de perros calientes, cervezas y mujeres. Mientras Ruth se sentía mejor en medio de la multitud y el ruido, Cobb se cobijaba en la soledad, la amargura y el silencio. También le disgustaba a Cobb, que a pesar de la indiferencia por su estado físico y el béisbol tradicional, Ruth todavía llenaba estadios, rompía récords y era amado, además de que por sí solo ganaba todo. Mientras Ruth ganó siete Series Mundiales, cuatro con los Yanquis y tres con los Medias Rojas, Cobb no ganó ninguna, quizás porque no insipiraba a sus compañeros de equipo.


En Defensa del Orgullo Perdido


En una tarde de 1924, en un juego e Detroit contra los Yankees, a la altura del noveno con los Tigres arriba 3-1, el lanzador de los Tigres golpeó a uno de los bateadores de los Yankees, comenzando una pelea que vació los dogouts, y Cobb y Ruth se buscaron mutuamente, en lo que marcó la pelea estelar de la tarde. El juego finalmente lo ganaron los Yankees por forfeit, ya que los aficionados se lanzaron al terreno. Pero eso fue un ejemplo de lo mal que se llevaban, de lo mucho que se odiaban Ruth y Cobb.

A Cobb no le quedó más que resignarse a que Ruth ya era más popular. Sin embargo, conservaba una herida en su corazón. La característica distintiva de ambos es que Ruth bateaba jonrones, y era espectacular, llenaba estadios, asombraba a la gente, mientras Cobb nunca fue considerado un bateador de poder. Pero el Durazno de Georgia tenía que saldar esa deuda con su orgullo herido.

El 5 de mayo de 1925, sentado con un periodista deportivo en el dogout, le dijo que esa tarde, por primera vez en su carrera, iba a batear para jonrones. Ese día de doble juego bateó de 6-6: dos sencillos, un dobles y tres jonrones y alcanzó un total de dieciséis bases, un récord en la Liga Americana para un juego, marca que fue finalmente quebrada el pasado 8 de mayo cuando en la histórica jornada en la que Josh Hamilton bateó 4 jonrones mas un doble, para alcanzar así 18 bases. Ahí no se detuvo la explosión de poder de Cobb, quien al día siguiente bateó de 3-3 con dos jonrones y un sencillo. Igualó un récord de cinco jonrones en dos días, que había sido establecido por Adrian Cap Anson, en 1884, jugando para Chicago y cosa que Ruth ni siquiera amenazó alcanzar. Luego de esa serie regresó a su estilo natural de juego, de conectar sencillos, dar toques, robar bases. Etc.
Lo que Cobb quiso demostrar es que el talento de batear jonrones no significaba necesariamente superioridad por parte de Ruth, que el también podía batear jonrones cada vez que el quisiera, pero que simplemente había preferido jugar el béisbol pequeño. Cuando los periodistas notaron lo que Cobb había hecho, preguntaron a Ruth si el también intentaría lo mismo pero a lo inverso y batear para contacto y promedio, pero Ruth respondió: “Pude haber tenido average de 600, pero habría sido a base de batear sencillos y la gente paga para ver cuadrangulares”

Sin embargo, en 1930, cuando el escritor deportivo Gartland Rice le preguntó a Ty Cobb, quien era para él el mejor bateador que había visto, la respuesta no fue él mismo ni Joe Jackson ni Nap Lajoie, Cobb contestó que el mejor bateador que había visto era Babe Ruth, sus palabras exactas fueron: “No puedes vencer al Babe. Ruth es uno de los pocos que tienen un espantoso swing y aun pueden golpear la bola. Su timing es perfecto. Nadie ha combinado el poder y el ojo de Ruth”, y del otro lado Ruth dijo de Cobb: “Ty Cobb es un payaso. Pero de seguro que sabe batear. Dios mio, si que sabe batear”.
Odio aparte, cada cual reconocía el talento del otro.

Cobb. Últimos años.

En 1921, el dueño de los Tigres de Detroit, firmó por 32500 dólares a Cobb para ser mánager-jugador de los Tigres. La decisión fue sorpresiva ya que nadie, absolutamente nadie, quería a Cobb, ni siquiera sus propios compañeros. Como mánager fue exigente, y de acuerdo a su forma de ser no se podía esperar menos. Cobb esperaba que sus dirigidos jugaran como el, cumplieran su mismo estándar y al final terminó esperando de ellos más de lo que podía dar.
Lo más cerca que quedó Cobb de ganar la Liga Americana como mánager, fue en 1924, cuando quedaron terceros a seis juegos de los campeones y a la postre ganadores de la Serie Mundial, los Senadores de Washington. Cobb culpó de su fracaso al dueño de los Tigres, por no invertir lo suficiente para traer al equipo jugadores que Cobb ansiaba dirigir.

En 1922, Cobb logró cuatro juegos de cinco hits en una misma temporada, empatando el récord de Wee Willie Keeler. Esa marca fue igualada luego por Stan Musial, Tony Gywnn e Ichiro Suzuki.

En 1925 Cobb se encontraba de nuevo en la carrera por el campeonato de bateo. Su rival era su compañero de equipo y dirigido Harry Heilman. En el dobe juego de final de temporada contra los Carmelitas de San Luis, Heilman bateó seis hits, liderando la barrida de los Tigres y venciendo a Cobb por el campeonato de bateo ya que terminó con 393 sobre los 389 de Cobb. En el último juego ambos mánager lanzaron una entrada. Cobb sacó los últimos tres outs.

¿Cobb se vendió en los juegos?

En 1926 los Tigres terminaron en el sexto lugar a pesar de tener récord positivo de 79-75. Por eso cayo como sorpresa el anuncio que hiciera en noviembre de ese Cobb de que se retiraba definitivamente del béisbol. Poco después el igualmente manager-jugador de los Indios de Cleveland (equipo que terminó segundo lugar ese año) y superestrella Tris Speaker (líder vitalicio en dobles y excompañero de Cobb) anunció también su retiro.

El retiro casi simultáneo de ambas estrellas llamó la atención del mundo del béisbol y pocas semanas después fue dada a conocer la razón: el pitcher de los Tigres Hubert Dutch Leonard, acusó a Cobb, Speaker y el jardinero de los Indios, Joe Wood, de arreglar un juego entre Detroit y Cleveland, el 25 de septiembre de 1919 a favor de los Tigres. Leonard alegó tener pruebas, con cartas que Cobb y Wood le habían escrito

Ty Cobb y Tris Speaker
El comisionado Landis decidió investigar y realizó una audiencia privada con los implicados, quienes negaron todas las acusaciones. Una segunda audiencia en secreto, esta vez junto a los directivos de la Liga Americana, llevaron a la decisión del retiro de Cobb y Speaker. El escándalo que todo ello desataría, llevó al comisionado Landis a realizar más audiencias con Cobb y Speaker, el acusador, Leonard, fue invitado a las audiencias, pero se negó a ir a todas ellas.

Cobb y Wood admitieron haber escrito esas cartas, pero aseguraron que la “apuesta” a la que las cartas hacían alusión, en realidad se trataban de apuestas en las carreras de caballos y que la acusación de Leonard no se trataba más que una retaliación hacia su mánager Cobb, ya que este lo había bajado a las menores.

Tras la negativa de Leonard de asistir a las audiencias, el Juez Landis, declaró que las acusaciones hcia Cobb y Speaker eran falsas, que quedaban inocentes y que podían volver a sus respectivos equipos.

La mayor prueba de la presunta inocencia de los involucrados puede conseguirse en las estadísticas del juego que supuestamente estaba arreglado. En la “apuesta” Cobb debía ser el beneficiado, pero este solo bateó de 5-1, con dos bases robadas y dos anotadas. Mientras que Speaker, quien se suponía debía no hacer nada para que se equipo perdiera, se fue de 5-3 y dos triples, mientras que el otro involucrado, Wood, quien también debía hacer todo lo posible para que su equipo perdiera, ni siquiera jugó.

A principios de 1927, una vez que fueron declarados inocentes, Cobb preparaba todo para una demanda legal contra las Grandes Ligas, por difamación y daños morales, pero la retiró cuando alguien que el admiraba le hizo cambiar de parecer.


Cobb se une a los Elefantes Blancos.

Ty Cobb con Connie Mack, cuando Cobb se unió a los Atléticos.
Si había una persona a quien Ty Cobb admiraba y respetaba, era el mánager-dueño de los Atléticos, en ese entonces de Filadelfia, Connie Mack, quien hasta hoy posee el récord de más victorias y años dirigidos para un mánager. Connie Mack era también un gran admirador de Cobb, a pesar de que lo llamaba “El jugador más sucio del béisbol”.
Cuando Cobb y Speaker fueron declarados inocentes, ambos recibieron la autorización de regresar a sus respectivos equipos, pero ni Detroit ni Cleveland quisieron involucrarse con ninguno de los dos jugadores, oportunidad que aprovechó Mack para hacerle una oferta a cada uno de ellos. Cobb aceptó jugar para los Atléticos, mientras que Speaker firmó con los Senadores de Washington, aunque al año siguiente, 1928, se uniría también a los Elefantes Blancos de Filadelfia.

Cobb afirmó que regresó al béisbol en busca de su reivindicación y para retirarse del béisbol por la puerta grande. 

Cobb llegó para convertirse en la bujía de un joven y talentoso equipo de Filadelfia, el cual quedó esa temporada a diez juegos de los Campeones y mejor equipo de todos los tiempos, los Yankees del 27. El regreso de Cobb a Detroit tuvo lugar el 11 de mayo, y ante la gran ovación del público de Detroit, dio un doble en su primer turno al bate.

El siguiente 18 de Junio, ante su antiguo equipo, Cobb bateó un doble que se convirtió en su hit 4000, convirtiéndose en el primero de dos seres humanos en alcanzar tal cantidad de
indiscutibles.

Cobb junto a Walter Johnson
El año 1927 constituyó el último año en la carrera del Big tren de los Senadores de Washington, el gran Walter Johnson. Cobb y Johnson tienen el récord de ser el pitcher y bateador que más se han enfrentado en la historia del béisbol. De hecho, el primer hit que Johnson le permitió a bateador alguno, fue contra Cobb. En agosto de 1915, cuando Johnson golpeó a uno de los compañeros de Cobb, quebrándole un brazo, Cobb se dio cuenta de que Johnson no tenía miedo de golpear a los bateadores y tomó esto para su ventaja, parándose más cerca del home. Cobb no demostraba miedo ante Jonhson, lo retaba con su mirada, dejándole entrever que no tenía miedo de su poderosa recta, y en 67 veces que se enfrentaron, Cobb le bateó para 335, el mejor promedio de bateador alguno contra sus lanzamientos.

El año 1928 significó el retiro de otra gran estrella: Ty Cobb. Jugaba cada vez menos, por su edad y porque sus habilidades habían diezmado en detrimento de unos Atléticos llenos de jugadores jóvenes y ágiles, tomó pocos turnos ese año. El tres de septiembre de ese año, en el noveno inning salió como bateador emergente y dio un doble, el cual fue el último hit de su carrera, el 4189. El 11 de septiembre, también como emergente y contra los Yankees, tomó el último turno en su carrera y dio un roletazo al shorstop.

Cobb se retiró y el único premio al cual podía aspirar y que nunca obtuvo fue el de Campeón de Serie Mundial. En el año 1929, el siguiente a su retiro, los Atléticos ganaron la Serie Mundial. Parece que el destino le tenía negado ese privilegio.


Después del béisbol


Cobb fue uno de los primeros deportistas que gozó del patricinio comercial. Así como hoy
vemos como peloteros como Sandoval, Abreu y Félix Hernández son imágenes de la Pepsi-Cola y Cabrera, Vizquel y Sojo, en su momento fueron imagen de la Polar, Cobb se convirtió durante años en imagen de la Coca-Cola, lo cual aumentó considerablemente sus ingresos. También fue el jugador más pagado en su momento y también invirtió en otra cantidad de negocios, lo cual lo hizo un hombre millonario y como tal vivió después de su retiro, dedicándose a actividades como el golf y la pesca.

Los primeros cinco inmortales del Salón de la Fama: arriba de izquierda a derecha: Christy Mathewson, Babe Ruth y Honus Wagner. Abajo: Walter Johnson y Ty Cobb
Durante la década de los treinta Cobb pasó mucho tiempo bebiendo y fumando en exceso, quejándose de la debacle del béisbol desde la llegada de Ruth.

En 1936 Cobb logró el último de sus grandes logros. Ese año comenzaron las votaciones al Salón de la Fama, y Cobb recibió 222 de 226 votos, aventajando por mucho a Babe Ruth, Honus Wagner, Christy Mathewson y Walter Johnson, convirtiendo a Cobb en el primer hombre en ser exaltado al Salón de la Fama.

A pesar de que criticaba profundamente la forma de jugar el béisbol en los días posteriores a su retiro, quejándose de que los jugadores ya habían olvidado los fundamentos básicos y el béisbol pequeño, en detrimento del jonrón y el poder, el hablaba muy bien de jugadores como Stan Musial, Phil Rizzuto y Jackie Robinson. También jugó un papel importante en la contratación de Joe DiMaggio y de Ted Williams, y de hecho eran muy buenos amigos, hasta el día en que Ted Williams dijo que el mejor bateador de la historia no era Ty Cobb sino Roger Hornsby.

En la izquierda: Cobb con Ted Williams y en la izquierda aparece con Joe DiMaggio



No por haber dejado de jugar béisbol, el espíritu competitivo de Cobb cesó, y en 1941 participó en una serie de matches de golf de caridad contra Babe Ruth, que se realizó en las afueras de las ciudades de Boston, Nueva York y Detroit. Ty Cobb venció a Ruth. 

Los hijos de Cobb murieron jóvenes. Luego de treinta años de matrimonio se divorció y años después se volvió a casar, pero la relación  no duró nada. Cobb pasó los últimos días de su vida solo, añorando las glorias pasadas, manteniendo vivo el fuego competitivo y siendo como solo es sabía ser.

En las postrimerías de su vida Cobb contrata al escritor Al Stump, para que escribiese su biografía, y en la misma Cobb resume lo que fue su vida y la razón de su ferocidad:

“Tuve que luchar toda mi vida para sobrevivir. Todos ellos estaban en mi contra, intentaron cualquier truco sucio para cortarme. Pero vencí a esos bastardos y los dejé en el foso”


Hasta la próxima

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 Por Alex Ulacio


Disfruten este video, donde se muestra a Cobb en acción real


Ty Cobb, Hall of Fame Biographies:



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