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lunes, 23 de julio de 2012

Ty Cobb: el hombre, el genio, la leyenda


“La leyenda dìce que soy un sádico, un déspota, un Draco del diamante que creò la guerra en este deporte 

TY COBB


A la hora de medir la importancia, talento y rendimiento de un jugador, las estadísticas no bastan. En las entradas anteriores del blog, “Ty Cobb: el anti-héroe del béisbol” nos dimos la tarea de presentar una semblanza a grandes rasgos de este pelotero. Los números dicen grandes cosas de Cobb como jugador, no se niega, es más los números nos dicen que nadie, jamás, ha empatado o superado más récords que él, pero los números no nos dicen todo. Más allá del box-score está lo que no se anota. La inteligencia y ferocidad que no se miden con números. Ese a ese aspecto al que nos referiremos en este trabajo. Dejemos los números y las fechas para otras oportunidades. 


Ty Cobb, el hombre

Ty Cobb medía un metro ochenta y dos, y pesaba 75 kilogramos en el mejor momento de su carrera.

La característica principal del carácter de Cobb, desde niño hasta su muerte, era la sed de triunfo, de victoria, la gloria última. No le gustaba perder, lo detestaba, no le gustaba el epíteto de perdedor y en busca de la victoria trabajó siempre, sin descanso, con ferocidad, como un verdadero Tigre. Hoy día, el líder de los Tigres de Detroit es Miguel Cabrera, a quien algunos llaman “El Tigre Mayor” ¡Que va! En la historia de Detroit, solo ha habido un único e insuperable Tigre Mayor, y ese era Ty Cobb.

Era fiero y competidor como un Tigre, y también como un Tigre era un solitario incorregible.

Su carácter dentro y fuera del terreno de juego era incorregible, era insoportable, era un ser muy violento. La muerte de su padre a manos de su propia madre, sumado a la novatada a la que fue sometido por sus compañeros, le amargaron el alma, le hizo sentir que el mundo entero estaba en su contra y que contra el mundo entero debía luchar para ganarse un puesto en la historia y ser admirado y respetado.

A lo largo de su carrera Cobb se vio involucrado en un sinfín de escándalos por mal comportamiento. El primero de esos escándalos vino en 1907, cuando durante el spring training, Cobb se agarró a golpes con uno de los encargados de mantenimiento del parque y cuando la esposa de éste intentó intervenir, este casi la mata ahorcándola.

En una ocasión Cobb discutió una decisión arbitral del umpire Billy Evans y entonces ambos acordaron con arreglar cuentas una vez finalizado el partido, bajo las gradas de estadio (cosa que hoy día es inimaginable). Los miembros de ambos equipos bajaron a presenciar la pelea y tuvieron que soltarle al árbitro de las manos a Cobb, quien ya lo había golpeado demasiado y había comenzado a ahorcarlo.  

Estatua conmemorativa de Cobb en la actual casa de los Tigres de Detroit, Comerica Park
En 1911 en un juego contra los Atléticos de Filadelfia, Cobb se barrió violentamente en tercera base, rompiéndole el brazo al infield de la esquina caliente.

En agosto de 1912, mientras se dirigia a Syracuse fue atacado por tres hombres, uno de ellos le causò una herida con una navaja, Cobb se defendió con un revolver y los puso en fuga. Dicen que alguien de tantas personas que lo odiaban, lo mandò a matar. Al dìa siguiente jugando vendado, bateò de 4-2.

Otro episodio interesante en la carrera de Cobb tuvo lugar en 1915, cuando en Fenway Park de Boston, en juego contra los Medias Rojas, el lanzador le recostó varias veces la bola, amenazando con golpearlo, Cobb simplemente esperó que se volviera a repetir la escena, y cuando le volvió a lanzar pegado, Cobb simplemente le lanzó el bate. Al siguiente turno, con un pitcher diferente, este le dio un pelotazo y mientras iba camino a tomar la primera, los fanáticos le lanzaban botellas y todo tipo de proyectiles, Cobb simplemente los veía desafiante. Más de una vez recibió amenazas de muerte y necesitó protección policial.

La única razón por la cual un jugador con semejante actitud era aceptado en el terreno de juego, era por el valor que representaba.


El racista

Cobb vivió en la época del racismo en Estados Unidos hacia los negros. A diferencia de otros jugadores blancos que en secreto abogaban por la inclusión de los negros en Grandes Ligas y que además realizaban juegos de exhibición contra la estrellas del béisbol negro, Cobb se comportó como un sureño nato: era racista hasta más no poder.

Muchos de sus escándalos por violencia involucraron a personas de color. Por ejemplo, en una ocasión Cobb golpeó a una mujer negra, solo porque le molestaba su presencia, y uno de sus compañeros de equipo, Charley Smith, intervino golpeando a Cobb.

La actitud de Cobb era propia de los racistas sureños (quienes abogaron por la esclavitud en la Guerra Civil), y mas de una vez catalogó a los negros como seres inferiores. En una ocasión un obrero de color le gritó y Cobb lo derribó a golpes. En otra oportunidad, cuando Cobb estaba en un hotel, uno de los ascensoristas era negro, Cobb le dio una paliza, alegando que el ascensorista “lo había agredido”, y cuando uno de los guardias del hotel, también negro George Stanfield, quiso intervenir, Cobb le dio dos puñaladas. Cobb fue arrestado por intento de homicidio y se interpuso una demanda legal, lo cual se resolvió después de la temporada, declarándose Cobb culpable de un cargo menor y finalmente el asunto fue resuelto fuera de tribunales.

Otros incidentes violentos que involucraron a Cobb  con personas de color, por ejemplo en 1908 Cobb fue arrestado por haber golpeado a un automovilista de color por haber chocado con el y en 1924 golpeó a un empleado del estadio Shibe Park de los Atléticos de Filadelfia. En ambos casos, Cobb alegó que su víctima “lo había insultado”. En tiempos recientes, sus actitudes racistas le han restado brillo a su incandescente luz como pelotero excepcional que fue.

Aunque Cobb nunca se opuso ciertamente y públicamente a la segregación racial de las Grandes Ligas o en el mundo civil, y todas sus actitudes parecían típicas de su natal Georgia. Pero años después mostró cierto cambio. En un artículo de “Associated Press” del 29 de enero de 1952, Cobb se mostró a favor de la integración de los jugadores negros en las grandes ligas. Dijo: “Ciertamente está bien que ellos jueguen. No veo razón por la que por nada del mundo nosotros no deberíamos competir con peloteros de color mientras que ellos se comporten con educación y gentileza”. Tiempo después Cobb escribió que la prohibición de jugar en las Grandes Ligas para los peloteros negros, era “una regla terrible”

Asimismo Cobb alagó las habilidades de Jackie Robinson.


El Esposo y Padre

Siendo como era: pendenciero, altanero y solitario, no es de esperar que la vida familiar de Cobb y la relación con sus familiares fuera sencilla. Como esposo, según las declaraciones de sus dos esposas, fue una persona difícil de llevar, que gustaba que se hiciera lo que él le daba la gana y era corriente que el llegara a utilizar la violencia.

Su primer matrimonio duró 39 años y finalizó en 1947. El segundo vino en 1949, cuando Cobb tenía 62 años y se casó con un divorciada de 40 años y el matrimonio duró 7 años y no tuvieron hijos.

Ty Cobb tuvo cinco hijos, todos de su primer matrimonio: tres varones: Tyrus Raimond Jr, Herschell Rowel y James Howell, también tuvo dos hijas: Shirley Marion y Beverly. No tuvo relación cercana con ninguno de ellos, aunque sí fue un gran abuelo.

Ty Cobb y sus hijos


Sus hijos e hijas afirmaban que era un padre muy exigente y estricto, aunque a veces era amable y cariñoso. Cobb esperaba que sus hijos fueran atletas excepcionales, especialmente beisbolistas. Su hijo Ty Cobb Jr, fracasó en un sus estudios en la Universidad de Princeton, y entonces Cobb viajó hasta la universidad y le cayó a latigazos, sí señores, a latigazos, en castigo a su fracaso. Luego entró a la Universidad de Yale, donde era jugador de tenis, pero fue expulsado ya que fue arrestado dos veces por embriaguez. Finalmente Cobb Jr se graduó de ginecólogo obstreta y murió a los 42 años de edad, víctima de un tumor cerebral. Cobb siempre lo consideró una decepción.

Sus otros dos hijos varones murieron jóvenes, mientras que sus dos hijas se casaron. Cobb pasó los últimos años de su vida solo, como un tigre.


Relación con sus compañeros

En los trabajos anteriores se ha hablado innumerables veces de las tensas relaciones de Cobb con sus rivales, pero sobretodo con sus compañeros de equipo, con quienes en más de una ocasión llegó a pelearse.

Todo ello comenzó desde su primer año como pelotero, cuando tuvo que pasar por una terrible etapa de novatada, donde sus compañeros de mayor experiencia aprovechaban cualquier ocasión para hacerle pasar un mal rato. Ty Cobb estaba deprimido en aquel tiempo y el trato que recibió simplemente fue insoportable.
En los tiempos de Cobb no se usaban numeros. En Comerika Park hay una mención honorífica al pelotero emblema de los Tigres

Era común que peleara con ellos. Sus compañeros de equipo en mas de una ocasión pidieron el despido de Cobb, pero la gerencia lo rechazó miles de veces, porque reconocía el valor que como pelotero tenía en el campo de juego. Sam Crawford y otros mas, enviaron felicitaciones a Nap Lajoie, cuando este “venció” a Cobb en la carrera por el campeonato de bateo. Y uno de sus exdirigidos lo acusó de venderse en un juego.

En una ocasión, Ty Cobb dejó caer un fly que resultó decisivo en el resultado del juego y el pitcher de los Tigres, su compañero Ed Siever le reclamó por lo que había hecho y Ty Cobb le dio un golpe que lo tiró al suelo. También llegó a pelear con el jardinero Mc Intre y en una ocasión peleó con otro de sus compañeros cuando Cobb golpeó a una mujer negra. 

Era habitual siempre ver a Cobb solo en el dogout y en todas partes. Nadie quería acercársele pues era un verdadero y auténtico tigre.

Para consolidar su posición de mejor jugador de su equipo, Ty Cobb sembraba la cizaña entre sus compañeros, inventando rumores y falsos conflictos, para hacer que ellos se distrajeran y no pudieran rendir tanto como el. Quizás por eso sus equipos nunca ganaron una Serie Mundial.

Cuando los Tigres andaban de gira por las otras siete ciudades de entonces en la Liga Americana(Boston, New York, Filadelfia, San Luis, Chicago, Washington y Cleveland), Cobb dormía con una pistola debajo de la almohada, porque desconfiaba de sus propios compañeros y temía que estos por alguna razón intentaran matarlo.


El genio del béisbol: Cobb como jugador.

El estilo de Cobb en el terreno se basaba primordialmente en la estrategia, en el retar al rival y al rápido pensar. Siempre estaba delante de los demás, haciendo siempre lo inesperado, especialmente en el corrido de bases.

En la era de la “bola muerta” en la cual le tocó jugar a Cobb, costaba mucho anotar carreras y Cobb siempre se las ingeniaba para encontrar una rendija por la cual anotar. Cuando bateaba, estudiaba a los lanzadores buscando su debilidad, y quizás fue de los primeros bateadores en hacer eso.

Mientras estaba embasado corría “imprudentemente” en las bases, causando temor en la mente de los infielders, lo cual, en juegos cerrados, los llevaba a cometer errores, que en ese tipo de juegos resultaban decisivos.


 
En una época donde las bases no estaban fijas en el suelo, Cobb al embasarse les daba siempre una patada, lo cual todos pensaban que era una costumbre, pero en realidad, con esto Cobb lograba que la base estuviera más cerca de la base siguiente, con lo cual al abrirse, ganaba centímetros valiosísimos a la hora de robar bases, por eso era habitual que Cobb, siempre que alcanzaba segunda, le gritara al cátcher y al pitcher que se iba a robar segunda, en el siguiente lanzamiento salía a segunda y la alcanzaba, una vez ahí anunciaba que se robaría tercera, pateaba la base, ganaba unos cuantos centímetros, se abría, gritaba al pitcher y al cátcher para desconcentrarlos y salía con el lanzamiento, y alcanzaba con éxito la tercera; una vez en tercera anunciaba que se robaría el home y hacía lo mismo de antes y cuando el lanzamiento salía Cobb se encaminaba al home donde en cátcher lo esperaba, ahora bien, si el cátcher ya lo esperaba, ¿Cómo era que Cobb llegaba quieto? La respuesta es simple, por su slide: pateaba al cátcher, forzándolo a perder la pelota y así se le anotaba una carrera. Solo Pete Rose se le puede comparar en agresividad a Ty Cobb, y sin embargo, aun quedaría corto.

En la parte final de este trabajo, encontraran una escena de la película “Cobb” protagonizada por Tommy Lee Jones, donde se presenta bien la forma de jugar de Cobb. Si ven el video, ¿Saben quien actúa como el pitcher en esa escena?

Cobb mostrando su habitual agresividad.


En otras ocasiones era mas sutil a la hora de robar bases. Cuando llegaba quieto en primera, Cobb simulaba que se había lesionado y cojeaba durante los primeros instantes, luego mientras se abría seguía “cojeando” y cuando se daba cuenta que no lo cuidaban, pues estando “lesionado” no representaba ningún peligro, salía a la segunda y casi ni había tiro.

En su carrera Cobb dejó un impresionante porcentaje de éxito al robar bases. Tuvo un porcentaje de robos de bases de .808, es decir tuvo éxito el 80,8 por ciento de las veces que intentó robar (897 bases robadas en 1109 intentos)

Su slide en las bases era siempre agresivo. Hay una leyenda que dice que Cobb le sacaba la punta a sus spikes, haciéndolas filosas (las garras del tigre) con lo que al barrerse sobre las bases siempre buscaba golpear a sus rivales, de hecho, en una ocasión le rompió el brazo a un tercera base en una jugada de robo. Al parecer una declaración de Cobb parece respaldar el mito de los spikes limados. El dijo: “tengo decenas de cicatrices desde mis tobillos hasta mis muslos, pero yo también dejé muchas cicatrices en los demás”. Pero quizás esto no sea una más de las tantas mentiras que Cobb hizo para agrandar su mito, como la mentira aquella que siempre decía que sus bates estaban hechos de una madera especial, casi mágica y que eran únicos y que solo el los podía usar.

Los tigres son famosos por su astucia a la hora de cazar, y al parecer Cobb era un verdadero tigre. Es considerado como uno de los primeros jugadores del béisbol en usar la psicología para intimidar a sus rivales, como por ejemplo a Walter Johnson, a quien siempre retaba con una mirada llena de odio y de ganas de humillarlo, quizás le sirvió, porque nadie le bateó mejor que Cobb. Y su forma de intimidar era con todos sus rivales.
Otra leyenda dice que durante el invierno Cobb usaba botas en extremo pesadas y que al llegar la primavera se las quitaba y usaba zapatos normales, con lo que ganaba una fuerza extraordinaria en sus extremidades sin mayor tipo de ejercicio sino el de caminar.


Al bate, Cobb fue de los primeros que utilizó mas de un bate para hacer swings de práctica. En un artículo del “The Spokesman Review” del 28 de abril de 1912, titulado “Excentricidades de las grandes estrellas” dice que Cobb lo hacía por superstición, pero lo cierto es que Cobb sabía que eso hacía el bate mucho más liviano. En ese artículo por cierto, se menciona que el pitcher Bill Donovan, no gustaba de ponchar al primer bateador del juego, lo cual después se ha vuelto una superstición del béisbol en general.

Una de las tácticas principales de Cobb cuando bateaba era la de hablar con los receptores, los entretenía para hacerlos salir de concentración y lo mismo hacía con los lanzadores: se salía de la caja de bateo, cambiaba de bate, pedía tiempo para amarrarse la trenza de los zapatos, tomaba tierra del suelo y se frotaba las manos, etc., una cantidad tremenda de tácticas para ralentizar el juego y sacar de concentración al rival, tácticas que tuvieron tanto éxito que hoy son utilizadas por la mayoría de los jugadores.

Hoy día es inimaginable que una persona con las mismas actitudes de Cobb aparezca en los diamantes de béisbol, sobretodo porque se ha “civilizado” mas el deporte. Cualquier manifestación de violencia hoy es duramente penada. El hecho de que un bateador y un lanzador iniciaran una pelea, antes simplementes se les seperaba, hoy simplemente y de una vez se les expulsa y hasta suspenden. Cobb, a pesar de todos sus incidentes violentos, solo fue suspendido una vez: cuando agredió al fanático discapacitado.

Esa era parte de su naturaleza como hombre y jugador. Pero eso no debe ser razón para quitarle brillo al espectáculo que Cobb era en el terreno de juego.

Los elementos externos que hicieron del “Durazno de Georgia” un igre solitario, amargado y fiero, son desconocidos. Se le achaca a la tragedia de la muerte de su padre y a la novatada a la que fue sometido, sin embargo, bajo ningún pretexto esto debe ser justificado, en la vida hay que aceptar las cosas y seguir adelante. Pero también es cierto que su temperamento, su arrogancia, su orgullo y su agresividad formaron parte fundamental de su desempeño en el campo y quizás sin el Cobb no habría sido sino otro más del montón, un jugador dócil y amable, amado por los fans y quizás un ganador de Serie Mundial. Pero Cobb estaba destinado a ser un anti-héroe y asumió su papel como solo un competidor como e supo hacerlo: sin rendirse jamás.


Era odiado y odió bastante. Fue rival a muerte de Carl Crawford, pero hasta su muerte rogó por que Crawford llegara al salón de la fama; era racista, pero alagó las habilidades de Jackie Robinson; odiaba a Babe Ruth, pero dijo que era el mejor bateador que había existido; odiaba a los seres humanos, pero fundó un hospital en su pueblo natal y al morir dejó un 25% de su fortuna a la creación de un fondo de becas universitarias para muchachos de Georgia. Y en 1947, cuando venía de un match de golf con el escritor Gartland Rice, se detuvieron en una tienda para comer y refrescarse, y reconoció que el que atendía a los clientes era Joe Shoeless Jackson, su amigo y excelso bateador quien fue expulsado del béisbol de por vida, entonces Ty se le acercó y le dijo “Hey, yo te conozco, tu eres Shoeless Jackson ¿No me reconoces?” a lo que Jackson respondió: “Claro que te conozco Ty, pero creía que no querías hablarme, muchos ya no lo hacen”. Quizás en el fondo, Cobb no era tan malo como el resto del mundo lo tomaba.

Pudo haber sido un pendenciero, un payaso, un demonio, un malvado racista, un maldito golpeador de mujeres, pero es innegable que fue una leyenda del béisbol, un genio en el terreno y quizás la personalidad más fascinante en la historia, no solo del béisbol, sino del deporte.

Hasta la próxima

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 Por Alex Ulacio


Ahh, y disfruten el video, y disculpen que este en inglés... 




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