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lunes, 31 de diciembre de 2012

40 años sin ti Roberto


El 22 de diciembre apenas le había dejado la escena servida al 23, cuando 35 minutos después, un fuerte de terremoto azotó la capital de Nicaragua con tal furia que acabó con la vida de aproximadamente veinte mil personas, y dejó heridas a otras 20 mil. Los cuerpos de rescate nicaragüenses y extranjeros, no pudieron rescatar todos los cadáveres que se hundieron entre los escombros y con el paso del tiempo, los cuerpos descompuestos soltaron al exterior destrozado, un fuerte olor que solo desapareció en mayo cuando la estación de lluvias bañó a Nicaragua. Dos cuarteles del cuerpo de bomberos fueron destruidos por el sacudón y las tuberías de agua potable se quebraron, por tal razón  los incendios impunemente continuaron consumiendo gran parte de la ciudad, hasta el día de reyes de 1973, cuando el cuerpo de bomberos de otras ciudades nicas llegó a Managua para apagar el incendio. La luz eléctrica se ausentó en casi todo el país, ya que la misma estaba centralizada en la capital. Nicaragua estaba herida de muerte. Pronto las ayudas comenzaron a llegar, mientras que el mundo lo observaba todo con tristeza.



La humanidad, a pesar de lo que muchos sabios digan, no es malvada siempre. Cuando este tipo de desastres ocurre, siempre hay una o dos almas, que en silencio sufren y lloran por las desgracias. Una de esas almas era la de Roberto Clemente, quien cuando se enteró de lo que pasaba, sintió un desgarro en su corazón y su naturaleza siempre tan angelical le dictó: “tenemos que hacer algo”.

Muchos grandes del béisbol tenían un alma dulce y una naturaleza dócil, caballeros del diamante, como lo eran Babe Ruth, Honus Wagner o Christy Mathewson, pero yo creo que como Roberto Clemente, ninguno, el era una persona que simplemente vivía para los demás, su propia persona era diminuta para él (eso sí, sin menospreciarse a sí mismo). Roberto tenía como regla de vida una frase hermosísima:

“Si cada vez que tienes la oportunidad de hacer la diferencia en este mundo, y no lo haces, estas perdiendo tu tiempo en la tierra”. 
No soy religioso, ni creo en ninguna deidad, pero si alguna vez, a parte de Jesucristo, hubo alguien que personificara el verdadero ideal de la cristiandad… esa persona era sin duda Roberto Clemente. Jim Thome, dijo una vez:

“Roberto Clemente es un héroe y un modelo a seguir para todos los que jugamos béisbol y que nos esforzamos por ser tan buenos como jugadores y como personas, así como el lo era”

Clemente siempre estaba presto a ayudar al prójimo

Vera, su esposa, cuenta que  cuando Roberto se entera de lo que pasó estuvo por varios minutos en silencio, sentado y reclinado sobre la mesa del comedor, como si estuviera llorando y que luego recuperó sus energías y dijo “Hay que hacer algo” y lo hizo, trabajó durante toda la navidad, casi sin dormir buscando ayuda para irla a llevar a los damnificados en Nicaragua. Contactó personalidades puertorriqueñas y el pueblo boricua para obtener la ayuda necesaria para socorrer a las personas que estaban muriendo y que habían perdido todo.

Clemente logró recoger ciento cincuenta mil dólares en efectivo además de 26 toneladas de ropa, comida, medicinas, etc que guardaban en el Estadio Hiram Birthon y después contrató un avión por once mil dólares para que enviaran la ayuda y quiso ir el mismo a hacer la entrega de enseres pero desistió al final. Poco después llegó otro llamado de auxilio, y Roberto se enteró que mucha de la ayuda no se entregaba a los afectados debido a una especie de corrupción campante, entonces el decidió llevar esta vez la ayuda por sí mismo.

Esta vez Roberto recaudo ayuda por sí mismo, casi en su totalidad, porque también hubo otras donaciones. En adicion Roberto consiguió otro avión, un Douglas  DC-7, el cual era un aparto construido en los años 50 y que lo general eran de motores poco confiables.

El vuelo se pautó para el 30 de diciembre y Clemente pagaría 4 mil dólares por un solo viaje, más elevado que el aparato anterior que cobro once mil por tres viajes. Manny Sanguillén quien era muy amigo de Clemente se comprometió a ir con el, Sanguillén era panameño pero ese año se encontraba en la pelota invernal boricua. Cuando Sanguillén iba camino al aeropuerto su carro se averió y no pudo llegar, al mismo tiempo el avión presentaba problemas técnicos y se tuvo que posponer el viaje hasta las cuatro de la madrugada del 31, luego presentó nuevamente fallas y el viaje fue pospuesto para las cinco de la tarde. Sanguillén se enteró de nuevo del aplazamiento y le dijo a Clemente que esta vez si iría con el, pero antes de ir no encontraba las llaves del carro y cuando las encontró era tan tarde que decidio no ir. Lo que Manny no sabía era que la invitación del destino era para Roberto, no para él.

Manny Sanguillen


El avión estaba evidentemente en mal estado, el vuelo pautado a las cinco no pudo salir sino a las nueve y veinte de la noche del treinta y uno de diciembre de 1972. A bordo de la nave iban Roberto, personalidades de la empresa propietaria del avión y ocho toneladas de provisiones, era una noche oscura y sin luna lo que dificultaba el vuelo. Un empleado del aeropuerto, Jose Antonio París, fue testigo de lo que pasó después, he aquí su testimonio:

“Me pareció ver y oír que uno de los cuatro motores vibraba mucho, realmente en exceso, cuando tomaron vuelo. Apenas estaban en el aire, se incendió ese motor. El piloto trató de regresar, e intentó un viraje a la izquierda… Pero no lo pudo lograr. Hubo una explosión. Después otras tres seguidas… y desaparecieron”.

El avión cayó al océano a las 9 y 23 de la noche y nunca se encontraron los cuerpos de los viajeros, solo restos del avión y los equipajes. Clemente nunca supo que el dueño del avión, un tal Arturo Rivera, había realizado 66 vuelos ilegales y trataban de suspenderle la licencia de manera definitiva, que el ingeniero Francisco Matías no estaba entrenado para volar ese tipo de aparatos, que el avión llevaba 4 mil libras (2 toneladas) de sobrecarga y que tenía un considerable historial de accidentes, la mayoría en el despegue.

Quizás una de las partes más tristes de la historia es que su hijo mayor, le pidió que no se montara en el avión, que este nunca llegaría a Nicaragua, su esposa Vera, haciéndose eco del pedido de su hijo, le pidió lo mismo a Roberto, pero este respondió con una frase que mejor define la estricta voluntad de la parca: “si vas a morir, morirás” y eso fue lo que pasó.

Desde aquel 31 de diciembre de 1972, el mundo extraña a un grande.


Aquella noche no solo murió un año, sino que también murió una de las más grandes glorias de este deporte tan hermoso. Se apagó la llama de su vida, pero comenzó a arder la estrella de su leyenda, pero ¡por dios! ¡Cómo hace falta su presencia! Como hace falta el día de hoy peloteros como él… se podría citar a Andrés Eloy Blanco: “…cómo son ácidas las uvas de la ausencia”.


Roberto Clemente, el inmortal

Clemente terminó su carrera con la mágica cifra de 3000 hits.
Ese mismo año, y justamente el último día de la temporada regular de 1972, Roberto Clemente se convertiría en el primer latinoamericano en ingresar al club de los 3000 hits, cifra con la que cerraría su brillante carrera de 17 años en las mayores, todos con los Piratas de Pittsburgh. En su carrera cosechó innumerables éxitos, entre los que destacan 15 juegos de estrellas, 2 campeonatos de Serie Mundial, 12 guantes de oro de manera consecutiva, 4 títulos de bateo, 4 temporadas con mas de 200 hits, promedio de por vida de .317 y a la defensiva destaca por tener la mayor cantidad de campañas siendo líder de asistencias para un outfielder, fue Mas Valioso de la Liga Nacional en 1966 y su número 21 fue retirado de los Piratas de Pittsburgh, además que tuvo una gran importancia para lo que es hoy la situación de los peloteros latinos. Su actividad fuera del terreno fue igual de grande que su labor dentro de él: Clemente fue el primer latino en ganar una Serie Mundial como titular, el primero en ganar un premio mas valioso, el primero en ganar un más valioso de Serie Mundial, el primero en alcanzar los 3000 hits y el primero en llegar a Cooperstown y sobre todas las cosas: fue muy activo en la lucha por lograr que los atletas latinoamericanos fueran tratados con respeto y que se acabara de una vez por todas, la discriminación hacia ellos.


Video del hit 3000 de Roberto:



Poco después de su muerte, el comisionado del béisbol, Bowie Kühn en acuerdo con la Asociacion de Escritores de Béisbol de los Estados Unidos, convocaro a una votación especial para elevar a Clemente al Salón de la Fama, para eliminar la regla de cinco años después de su retiro para llegar al Salón. Clemente obtuvo 393 de 424 votos para un 93% de votos recibidos, en ese momento solo Ty Cobb, Babe Ruth, Honus Wagner, Bob Feller, Ted Williams y Stan Musial habían obtenido mas votos en el momento de su elección. Esa fue la segunda ocasión que se convoco a una elección especial para elevar a un jugador a Cooperstown, la primera ocasión fue para Lou Gehrig.

Para justificar la eliminación de los cinco años de espera reglamentarios para elevar a alguien, el comisionado Kühn explicó:

“Por lo muy grande que fue como pelotero, por lo muy grande que fue como líder, por lo muy grande que fue como ser humano”

Placa del gran Roberto en el Salon de la Fama


Clemente, infancia y primeros años.

Roberto Clemente Walker, nació el 18 de agosto de 1934 en Carolina, Puerto Rico. Sus padres se llamaban Melchor Clemente y Luisa Walker, tuvo 6 hermanos mayores. Desde joven, Clemente practicó atletismo, dedicándose en especial a las carreras de distancias cortas y las jabalinas. Durante su infancia, su padre trabajo en las plantaciones de azúcar como capataz, trabajo que no era suficiente para mantener a su familia, así que Clemente, como el astro venezolano Vidal López y otros héroes de la raza latinoamericana, tuvo que trabajar desde niño para ayudar a mantener a su familia. Entre los oficios que desempeño Clemente destacan el haber sido repartidor de leche en su vecindario.

Desde joven, Clemente practicó atletismo, dedicándose en especial a las carreras de distancias cortas y las jabalinas. Sin embargo, fue el béisbol el que despertó su verdadero interés y desde niño jugó béisbol. Asistió a la Vizcarrondo High School en Carolina. Durante su primer año en High School fue seleccionado para jugar softball, luego a los 16 años jugó en la Liga Amateur de Puerto Rico, con el equipo “Juncos”

Su madre Luisa dijo:

“Roberto fue el menor de mis siete hijos. Era muy fuerte, sus manos eran diferentes a las de los demás. Cuando el tenía cinco años, si tenía 25 centavos en su mano, él decía: “me voy a tomar una foto” en ese tiempo habían maquinas donde te podías sacar tu propia foto. Sus hermanos se reían y decían: “este muchacho se cree que es muy buenmozo”… nació con ese instinto, y debió ser su destino porque la gente tomó fotos de el durante toda su vida”
También agregó:

“Desde niño Roberto amó el béisbol. Cuando estaba en la cama tenía una pelota de goma que la lanzaba contra la pared y la atajaba y la volvía a lanzar. Cuando estaba más grande reunía a los muchachitos del barrio y se ponían a jugar. Yo lo vestía limpio y muy bonito y elegante y el salía y cuando regresaba venía lleno de polvo y barro. Yo lo mandaba a comprar a las tiendas y se tomaba horas en regresar. Yo le decía: “cuando te vas, tienes que decirme a donde vas” Yo crié a mis hijos en una época diferente, no como el día de hoy. Cuando yo lo mandaba a una diligencia a la casa de alguien le decía: “Dices Buenos Días, les das lo que les mando contigo y no te atrevas a entrar al menos que te inviten. En aquellos días los niños se les criaba para ser humildes, no como hoy. El nos pedía la bendición: “Bendición papá, bendición mamá”

Y nuestro Roberto fue criado magistralmente y del trabajo humilde y estricto de sus padres salió un maravilloso ser humano quien a base de esfuerzo, de disciplina y de humildad pudo destacar en una actividad como el béisbol la cual es quizás la más difícil del mundo, porque requiere tener unas habilidades muy especiales, y Roberto lo hizo en un lugar y época difíciles, donde fue discriminado, fue subestimado y hasta rechazado, pero el se las ingenio para terminar siendo recordado como uno de los más grandes en la historia de este deporte. Roberto agradeció a sus padres:

“Cuando yo era niño, me di cuenta de lo adorables que eran mis padres. Yo era tratado muy bien y aprendí la forma correcta de vivir. Nunca oí de odio en mi casa, hacia nadie. Nunca oi a mi madre decirle algo mal o feo a mi padre ni de el hacia ella. Durante la guerra, cuando la comida era difícil de conseguir, ellos alimentaban a sus hijos primero y si sobraba, entonces comían ellos, porque siempre pensaban en nosotros primero. Mi madre trabajaba duro, muy duro, se levantaba a la una de la madrugada a preparar la comida a los que venían a trabajar en la plantación… a pesar de cómo vivimos, éramos felices. Nos sentábamos y comíamos y bromeábamos. Fue maravilloso crecer con gente que tenía que luchar para comer.  


Uno de sus hermanos dijo acerca de Roberto:
“Era un niño muy maduro, incluso cuando tenía 10 o algo así. El hacía dos cosas: jugaba pelota y se quedaba en casa. Nunca se metía en problemas… siempre fue tranquilo, nunca le pegaron mis padres.”


Inicios de la carrera de Roberto

La carrera de Clemente en el profesional llegó de la mano de los Cangrejeros de Santurce, en la pelota boricua, equipo donde formo parte del “Escuadrón del Pánico”, discutiblemente el mejor roster de todos los tiempos en la pelota del Caribe. En la temporada 54-55 los Cangrejeros de Santurce no solo ganaron la pelota puertorriqueña sino también la Serie del Caribe, y en sus filas destacaban Roberto Clemente y Willie Mays, quienes más tarde se convertirían en los mejores outfielders de su tiempo. En el béisbol boricua, Clemente también formó parte de los Criollos de Caguas y los Senadores de San Juan.

Clemente llegó al profesional con el uniforme de los de Santurce


Clemente fue firmado por los Dodgers de Brooklyn el 19 de febrero de 1954 y con ellos pasó una temporada con la sucursal triple A, los Montreal Royals. El paso por Brooklyn de Clemente ha sido tachado de “engaño” por la forma discriminatoria con la que los Dodgers lo trataron.

Con Saturce, Clemente fue parte del "Escuadrón del Pánico" siendo compañero
de Willie Mays


Una regla de esa época decía que todo jugador firmado con bono mayor a cuatro mil dólares debía permanecer desde la primera temporada en Grandes Ligas, y si lo mandaban a las menores no podían volverlo a subir y al final de la temporada quedaría disponible para cualquier otro equipo en el draft por la cantidad de 4000 dólares. Eso fue lo que pasó con Clemente, quien firmó por 10 mil dólares, mas cinco mil de sueldo por la primera temporada.

Clemente tambien jugó con Caguas en Puerto Rico


Clemente recibió un trato muy malo con Brooklyn, quienes no solo lo mandaron a triple A por toda la temporada, sino que limitaron su tiempo de juego. Clemente declaró:

“Los Dodgers querían que yo me viera mal, por lo que me sentaban cada vez que bateaba bien y me volvían a alinear si había estado mal al bate… pero si me hubieran dicho la verdad, si no hubieran sido tan mentirosos, quizás no me sentiría tan mal”

Clemente era muy mal tratado por el manager del equipo quien lo alineaba poco y lo obligaba a tomar práctica de bateo con los pitchers y no con los outfielders, sumado a eso estaba la discriminación hacia los negros y a los latinos, que a pesar de que Jackie Robinson había quebrado la barrera del color en 1945, aun habían fuertes ecos del racismo.  Por ejemplo, una tarde Clemente fue a un restaurante con otros de sus compañeros y le dijeron que se retirara, porque ahí no atendían negros.

Clemente estaba tan desesperado, tan frustrado por lo que estaba viviendo que a principios de julio tomo la decisión de regresar a Puerto Rico. Sin embargo, el manager de Clemente, Max Macon era amigo de Howie Haak, scout de los Piratas, y quien estaba informado de los prodigios de Clemente, y Haak logró sacarle la verdad a Macon, éste le dijo que los Dodgers le habían ordenado ocultar a Clemente de los demás scouts para que no se lo llevaran al final de la temporada.

Clemente tambien jugo y dirigio a los Senadores en la pelota boricua


Cuando Roberto estaba haciendo las maletas para regresar a Puerto Rico, Haak se presentó en su cuarto, le dijo que dejara de hacer maletas y le prometió que los Piratas lo tomarían de primera escogencia en el draft. Clemente al principio no le prestó atención y siguió obstinado en su decisión de regresar a Puerto Rico, y Haak entonces le dijo:

“Si te vas podrías acabar con tu carrera y darle el gusto a los Dodgers de permanecer con ellos. Fíjate lo que ocurriría: si te vas, serás llevado a la lista de suspendidos, por lo que te convertirías en inelegible para el draft. Así que no podríamos adquirirte. Si estoy aquí, y hablando contigo, es porque te necesitamos, te queremos con nosotros… te suplico que no te vayas. Te sugiero soportar, SUFRILO TODO, por favor, hasta el final de la temporada. Te garantizo lo que ya te dije, los Piratas van a alinearte como el right fielder regular tan pronto te negociemos”

Clemente entonces se quedó. Los piratas tomaron a Clemente en la primera escogencia del draft de novatos el 22 de noviembre de 1954 y con ellos debuto en las Grandes Ligas el 17 de abril de 1955 y con ellos permaneció hasta el final de su carrera el 3 de octubre de 1972.

El debut de Clemente ocurrió en una doble cartelera contra los Dodgers. Al principio de esta época experimento frustración debido a tensiones racionales con los medios locales y algunos de los aficionados. Clemente respondió como su habitual forma de ser lo dictaba: “No creo en el color” por tal razón Clemente nunca discriminó a nadie basándose en su color de piel.

A mediados de la campaña del 55 Clemente sufrió un accidente de tránsito que le hizo perder varios juegos debido a una lesión en la espalada baja. Al final termino la campaña con average de .255 a pesar de que tuvo problemas a la hora de enfrentar ciertos pitcheos. Sin embargo a la defensiva brilló como era de esperarse.

El invierno de la 58-59 Clemente no jugo en la pelota boricua, en su lugar se unió al cuerpo de reservas del ejército de los Estados Unidos, donde permaneció por seis meses en un entrenamiento que lo ayudó físicamente, ganó unos 5 kilos, un poco de fuerza y desaparecieron sus problemas en la espalda.

Clemente, junto a Honus Wagner: hombres franquicia de los Piratas de Pittsburgh 



La década de los 60


A comienzos de la campaña de 1960 Clemente lidero la Nacional en promedio al bate con .353 e impulso carrera en 25 de los primeros 27 juegos. Su average permaneció por encima de los .300 a lo largo de toda la temporada. En agosto estuvo inactivo por cinco juegos debido a una lesión en su barbilla, la cual se produjo cuando su cabeza impacto contra una pared de concreto mientras intentaba atrapar un batazo. Cuando ocurrió el accidente fue llevado al hospital donde le dieron puntos de sutura y le prohibieron jugar.

Ese año los Piratas terminaron con récord de 95-59 durante la temporada regular, ganaron la Liga Nacional y sorpresivamente derrotaron a los Yankees en la histórica Serie Mundial del jonrón de Bill Mazeroski. Clemente bateó para .310 en la serie, con hit en cada uno de los siete juegos. Durante la regular Clemente bateó para .314 con 16 jonrones y una brillante defensa que le valió su participación al primer Juego de Estrellas, aunque no fue titular.

Sin embargo, a pesar de su brillante actuación de ese año Roberto solo apareció como octavo en la votación al Mas Valioso, lo cual lo hizo sentirse ignorado y discriminado por ser latino y negro.

Bill Mazeroski, héroe en la Serie Mundial de ese año declaró:

“Roberto se sintió muy mal con ese resultado, porque trabajó más fuerte que nadie durante todo el año. No quiero restarle méritos a ninguno de los otros, pero creo que el merecía ganar”

Los reporteros estadounidenses oyeron a Clemente quejarse fuertemente al respecto. Clemente comentó:

“Confirmé esa vez que los peloteros latinoamericanos negros somos tratados aquí como los negros estadounidenses fueron tratados en los días más duros de la discriminación. Eran víctimas de los prejuicios irracionales porque los consideraban seres inferiores. Ahora nosotros también sufrimos eso. Es simple, como hablábamos otro idioma y venimos de otros países, somos una minoría dentro de otra minoría. Por eso es que te digo, si a los negros los tratan como a ciudadanos de segunda, a nosotros nos tratan como ciudadanos de tercera.”
Bill Mazeroski reconoció siempre la valía de Clemente. 

A pesar de la discriminación de la que era objeto Clemente no dejó que esto lo distrajera en el terreno de juego, cumplió con su responsabilidad como pelotero y ser humano y solo salía al terreno a ayudar a su equipo a ganar, y en 1961 bateó .351 ganando el primero de sus cuatro títulos de bateo, más 23 jonrones, 89 impulsadas, 30 dobles, 10 triples pero lamentablemente los Piratas llegaron sexto lugar, con récord de 75-79. Roberto abrió como rightfielder titular de la Nacional en el juego de Estrellas y eb su primer turno al bate dio triple y anotó la primera carrera del juego. Con la Americana con la ventaja en la décima de 4 por 3, Clemente dio un doble de dos carreras para dejar a la Americana en el terreno.
Esa temporada Clemente, durante los entrenamientos de primavera trató de modificar su técnica de bateo usando un bate más pesado para disminuir la velocidad de su swing, en consejo del coach de bateo George Sisler.

En 1964, durante la pelota Boricua, Clemente jugaba para los Senadores de San Juan y se lesionó, teniendo que ser operado. La lesión lo limitó mucho con los Piratas en la temporada de 1965 y en la primera mitad de esa campaña solo bateó .257, pero cuando recuperó su ritmo, bateó de hit en treinta y tres de treinta y cuatro juegos, subiendo su average a .340.  

En la década de los ’60 Clemente bateó por encima de los trescientos en todas las campañas con la sola excepción de 1968, cuando dejo promedio de .291. En todas las campañas asistió al Juego de Estrellas y ganó un Guante de Oro. Ganó cuatro títulos de bateo: el anteriormente mencionado 1961, el de 1964 con promedio de .339, en 1965  con .329 y en 1967 con .357 cifra tope en su carrera. Lidero la  liga en hits en dos ocasiones: 1964 con 211 y en 1967 con 209. En 1967 tambien estableció topes en su carrera con 23 jonrones y 110 impulsadas.

Por jugadas como éstas, Roberto Clemente ganó 12 Guantes de Oro


Los 70.

La temporada de 1970 fue la última de los Piratas en Forbes Field antes de mudarse al Three Rivers Stadium. Para Clemente fue un momento muy sentimental el abandonar aquel estadio: “Pasé la mitad de mi vida en este estadio, será difícil jugar en otra parte”. El 24 de julio de 1970 fue declarado “La noche de Roberto Clemente” y muchos fanáticos puertorriqueños asistieron a apoyar a Clemente mientras portaban indumentarias boricuas.
En la temporada de 1970 Clemente dejó promedio de .352 y los Piratas ganaron la división este de la Americana y cayeron ante los Rojos en la Serie de Campeonato.  En 1971 los Piratas quedaron campeones de la Nacional y se enfretaron a los Orioles de Baltimore en la Serie Mundial. Baltimore había ganado 100 juegos y había barrido la Serie de Campeonato de la Americana,  ambos por segunda ocasión corrida y eran los campeones defensores de la Serie Mundial.

Clemente es honrado en el PNC Park de los Piratas. 


Los Orioles supieron responder al compromiso ganando los dos primeros juegos de la Serie, pero los Piratas se recuperaron y terminaron ganando la Serie en siete compromisos. Este fue el segundo anillo de Serie Mundial para Clemente.

En la serie, nuestro magno héroe del béisbol bateó de 29-12, para un excelente promedio de .414, actuó a la defensiva como siempre y en el séptimo juego dio un jonrón solitario que decidió el juego con marcador de 2 por 1 y ganó el premio Mas Valioso de la Serie.

Sin duda, el ganó solo la Serie.

La temporada de 1972 fue la última de Clemente en las Grandes Ligas, en la que solo participó en 102 juegos debido a lesiones, pero aun así bateó para .312.

El 30 de septiembre de ese mismo año, en juego en el Three Rivers Stadium, bateó un doble ante Jon Matlack de los Mets de Nueva York, en lo que fue su hit 3000. Fue su último turno en su vida, en temporadas regulares porque luego jugó postemporada, contra los Rojos de Cincinnati, en la Serie de Campeanato que los Piratas perdieron, quizás debido al pobre desempeño de Clemente quien solo bateó de 17-4.

Roberto Clemente en la Serie Mundial de 1971


El último juego antes de que nos dejara fue en Riverfront Stadium de Cincinnati, en el quinto juego de los Play Off.



Clemente, su personalidad.


Manny Sanguillén, a quien vemos muy afectado al mencionar a Roberto en el documental “Perfiles” de ESPN, en la edición de Roberto Clemente, dijo: “Roberto se exigía mucho a sí mismo como eso de tirarle a un pitcheo fuera del home. Eso parece imposible. Todos le hemos hecho swing a cosas malas, hasta los mejores bateadores como el”.

Era testarudo, porfiado, terco como una mula como diría mi abuela, pero era algo magnífico, solo las personas que se exigen mucho de sí mismos pueden llegar a ser grandes. Roberto se frustraba mucho cuando se ponchaba y hacía algo que hoy quizás sería criticado: lanzaba los cascos contra la tierra y a menudo se rompían. Incluso, en su primera temporada, el manager de los Piratas, Fred Haney lo llamó y le dijo:

“Mira Roberto… primeramente, entre tus obligaciones aquí no figura esto de romper los útiles del club. En segundo lugar, los cascos no son tuyos, sino de la organización. Por eso te voy a cobrar 25 dólares por los tres cascos que has roto, y de ahora en adelante pagarás 10 dólares por cada uno que rompas”


Por eso, al final de la temporada, a Roberto le descontaron 220 dólares de su sueldo producto de 22 cascos que rompió a lo largo de la campaña.



Los blancos, no querían a Roberto Clemente. La barrera racial se había roto unos 15 o 20 años atrás y sin embargo habían todavía algunos rastros de racismo que afectaban a jugadores negros y también latinos. Por eso figuras como Luis “Camelón” García o Vidal López, quienes eran supesastros no llegaron a las mayores. Pero Roberto tuvo que soportar eso y lo hizo con una nobleza ejemplar, soportó de todo y se portó muy bien, siempre orgulloso de su herencia y de sí mismo. En una ocasión, un periodista estadounidense lo felicitó por su gran juego y lo comparó con Willie Mays. Roberto, humilde y tranquilamente le dijo:

“No señor,perdone, eso no es cierto. En primer lugar, el es centerfieder y yo rightfielder. En segundo lugar, solo juego como juega Roberto Clemente, y él juega como Willie Mays.”  

Roberto y Willie jugaron juntos en Puerto Rico, y Clemente lo admiraba mucho, y también declaró:

“Willie Mays me ayudó mucho cuando jugamos juntos Puerto Rico. No solo me ayudo a perfeccionar la atrapada tipo cesta, sino que también me aconsejó a no permitirles a los lanzadores que se sintieran superiores a mí. Que si me tenía que tirar al suelo por un lanzamiento pegado, me levantara en seguida, que ni siquiera me limpiara el uniforme y tratara más que nunca de conectar bien. Me decía: “Demuéstrales siempre que eres Roberto Clemente”

Willie Mays


Clemente también era testarudo en el terreno de juego. En una ocasión, los Piratas jugaban contra los Phillies, el juego estaba 2-1, en la séptima entrada y hombre en tercera con un out, Clemente al barte, el manager de los Piratas, quien también era coach de tercera, ordenó un squeeze play pero Roberto no le hizo caso y se ponchó. Lo multaron por no respetar una seña. Mas tarde en la novena entrada, con hombre en primera, Roberto dio un jonrón para dejar en el terreno al rival pero ni eso lo quitó la multa.

Otro suceso interesante ocurrió ese mismo año, ante los Cubs, quienes visitaban a los Piratas y ganaban en la novena 8-5, en esa entrada había bases llenas, sin out y Roberto al bate, soltó una línea entre left y center que cayó y se perdió en las profundidades del parque, los corredores anotaron fácilmente  y Roberto volaba por la bases, el coach de tercera y manager, le hacía señas para que se parara en tercera, pero Roberto Clemente dio un giro por tercera y se dirigió al home, el cortador quien fue el shortstop iba a lanzar a tercera pensando que Clemente se dirigía hacia allá, y en el momento de hacer la correcion perdió unos segundos que le permitieron a Clemente deslizarse de cabeza sobre home y llegar quieto. Asi Roberto Clemente dejo en el terreno a los Cachorros con un grand slam dentro del campo. El manager lo multo por 25 dólares por no respetar su decisión de que se parara.

Roberto Clemente dijo al respecto:

“Si tengo que pagar los Grand Slam dentro del campo para dejar en el terreno al rival, no a 25 dólares sino a 100 dólares cada uno, con gusto los pago”

La actitud del manager de los Piratas hacia Clemente me hace recordar las penurias que pasé en una tienda donde trabajé como vendedor, de la que me despidieron “porque me gustaba vender mucho”.

En otra ocasión la testarudez de Clemente no le salió del todo bien. En septiembre de ese año, los Cubs ganaban 3 por 2 en la novena, con dos outs y hombre en tercera y al bate Clemente, representando la victoria. Clemente en vez de buscar un batazo que empatara o decidiera el juego, dio un toque sorpresa que resultó en un fly a tercera y el fin del juego. Esta vez y con razón, el mánager le reclamó preguntándole que porque en vez de tocar no buscó un jonrón, Clemente le dijo: “Jefe, hoy no tenía ganas de jonrón”


Roberto y su perennidad.

Jugadores espectaculares como Roberto Clemente los ha habido muchos en todas las épocas y países, pero pocos tienen esa aura mágica que mantiene vivo a Clemente en el corazón de millones.

Su gran labor como pelotero, su orgullo que supo defender con fortaleza y el respeto ganado por todos sirvió para que poco a poco el béisbol de las Grandes Ligas, pudiera aceptar y respetar a los peloteros latinos de color, quienes hoy representar un valiosísimo papel en la gran carpa. Todo esto se debe al gran número 21.

Pero Clemente fue mas que una gran pelotero, también fue un gran ser humano que ha inspirado la vida de millones a lo largo de las cinco décadas de existencia de su leyenda. Fue un modelo a seguir como pelotero, como hijo, como hermano, como esposo, como padre, como representante de una raza, en fin como un ser humano, Roberto fue casi perfecto, si hubo algún defecto en el, quizás sea su testarudez, pero su testarudez y obstinación fue también lo que lo hizo grande.

Roberto, haciendo lo que sabía hacer


Recuerdo que al lado de nuestra casa, vivía un señor ya anciano, negro, silencioso, quien siempre nos pasaba las pelotas cuando estas pasaban la cerca, y recuerdo también que el siempre portaba, nunca se la quitaba, una gorra de los Piratas. Nos dijo una vez, mientras no pasaba una pelota que se había ido de foul hacia su casa y que cayó cerca de un gallinero, jugaba con mi hermano menor y entonces tratamos de recuperarla con una vara, yo me monté en la cerca y trataba de halarla hacia nosotros, cuando mi hermano de pronto gritó que hay venía el señor, yo traté de bajarme pero me quedé atrapado y cuando el señor me vio simplemente disimulé y le dije como si nada: “¿Podría pasarnos la pelota?” el sin decir nada tomó la pelota y nos la lanzó, luego se acarició la gorra mientras nos decía:

“Vayan muchachos, jueguen y sean grandes como Roberto Clemente”


En ese momento no lo entendí. Era bien sabido por mí que Clemente era considerado el mejor jugador latino de todos los tiempos, pero no sabía por qué, no sabía que había hecho y cual era la historia de su vida.

Años después cuando sentí que mi manera de ser no era la de un latinoamericano, investigué por pura curiosidad su historia para buscar mi locus externo de identidad, y simplemente me sentí más orgulloso que nunca por ser latino, del ser de la misma raza de tan maravilloso hombre. Bowie Kühn, entonces comisionado de las Grandes Ligas, dijo:


“Roberto Clemente le dio una nueva dimensión a la expresión “pelotero completo”, hizo ver la palabra “superestrella” como insuficiente”


Y es verdad. Como pelotero, de los mejores de todos los tiempos. Como ser humano, también.

El gran número 21


¿El mejor pelotero latinoamericano? Creo que sí, esta en mi outfield latino de todos los tiempos, al lado de otros dos grandes: Martin Dihigo y Vidal López.

40 años sin ti Roberto… ¡y que amarga ha sido tu ausencia!

Hasta la próxima

Gracias a dios por un día mas de vida

Jesús Ulacio Pineda.

Agradecimientos especiales

Quisiera agradecer a las siguientes fuentes de información, las cuales nutrieron este artículo.
- El libro Cinco mil años de Béisbol de Juan Vené (fuente primaria de información)


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 Por Alex Ulacio

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