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lunes, 31 de diciembre de 2012
40 años sin ti Roberto
El 22 de diciembre apenas le
había dejado la escena servida al 23, cuando 35 minutos después, un fuerte de
terremoto azotó la capital de Nicaragua con tal furia que acabó con la vida de
aproximadamente veinte mil personas, y dejó heridas a otras 20 mil. Los cuerpos
de rescate nicaragüenses y extranjeros, no pudieron rescatar todos los
cadáveres que se hundieron entre los escombros y con el paso del tiempo, los
cuerpos descompuestos soltaron al exterior destrozado, un fuerte olor que solo
desapareció en mayo cuando la estación de lluvias bañó a Nicaragua. Dos
cuarteles del cuerpo de bomberos fueron destruidos por el sacudón y las
tuberías de agua potable se quebraron, por tal razón los incendios impunemente continuaron
consumiendo gran parte de la ciudad, hasta el día de reyes de 1973, cuando el
cuerpo de bomberos de otras ciudades nicas llegó a Managua para apagar el
incendio. La luz eléctrica se ausentó en casi todo el país, ya que la misma
estaba centralizada en la capital. Nicaragua estaba herida de muerte. Pronto
las ayudas comenzaron a llegar, mientras que el mundo lo observaba todo con
tristeza.
La humanidad, a pesar de lo que
muchos sabios digan, no es malvada siempre. Cuando este tipo de desastres
ocurre, siempre hay una o dos almas, que en silencio sufren y lloran por las
desgracias. Una de esas almas era la de Roberto Clemente, quien cuando se
enteró de lo que pasaba, sintió un desgarro en su corazón y su naturaleza
siempre tan angelical le dictó: “tenemos que hacer algo”.
Muchos grandes del béisbol
tenían un alma dulce y una naturaleza dócil, caballeros del diamante, como lo
eran Babe Ruth, Honus Wagner o Christy Mathewson, pero yo creo que como Roberto
Clemente, ninguno, el era una persona que simplemente vivía para los demás, su
propia persona era diminuta para él (eso sí, sin menospreciarse a sí mismo).
Roberto tenía como regla de vida una frase hermosísima:
“Si cada vez que tienes la oportunidad de hacer la diferencia en este mundo, y no lo haces, estas perdiendo tu tiempo en la tierra”.
No soy religioso, ni creo en
ninguna deidad, pero si alguna vez, a parte de Jesucristo, hubo alguien que
personificara el verdadero ideal de la cristiandad… esa persona era sin duda
Roberto Clemente. Jim Thome, dijo una vez:
“Roberto Clemente es un héroe y un modelo a seguir para todos los que jugamos béisbol y que nos esforzamos por ser tan buenos como jugadores y como personas, así como el lo era”
Clemente siempre estaba presto a ayudar al prójimo |
Vera, su esposa, cuenta
que cuando Roberto se entera de lo que
pasó estuvo por varios minutos en silencio, sentado y reclinado sobre la mesa
del comedor, como si estuviera llorando y que luego recuperó sus energías y
dijo “Hay que hacer algo” y lo hizo, trabajó durante toda la navidad, casi sin
dormir buscando ayuda para irla a llevar a los damnificados en Nicaragua.
Contactó personalidades puertorriqueñas y el pueblo boricua para obtener la
ayuda necesaria para socorrer a las personas que estaban muriendo y que habían
perdido todo.
Clemente logró recoger ciento
cincuenta mil dólares en efectivo además de 26 toneladas de ropa, comida,
medicinas, etc que guardaban en el Estadio Hiram Birthon y después contrató un
avión por once mil dólares para que enviaran la ayuda y quiso ir el mismo a
hacer la entrega de enseres pero desistió al final. Poco después llegó otro
llamado de auxilio, y Roberto se enteró que mucha de la ayuda no se entregaba a
los afectados debido a una especie de corrupción campante, entonces el decidió
llevar esta vez la ayuda por sí mismo.
Esta vez Roberto recaudo ayuda
por sí mismo, casi en su totalidad, porque también hubo otras donaciones. En
adicion Roberto consiguió otro avión, un Douglas DC-7, el cual era un aparto construido en los
años 50 y que lo general eran de motores poco confiables.
El vuelo se pautó para el 30 de
diciembre y Clemente pagaría 4 mil dólares por un solo viaje, más elevado que
el aparato anterior que cobro once mil por tres viajes. Manny Sanguillén quien
era muy amigo de Clemente se comprometió a ir con el, Sanguillén era panameño
pero ese año se encontraba en la pelota invernal boricua. Cuando Sanguillén iba
camino al aeropuerto su carro se averió y no pudo llegar, al mismo tiempo el
avión presentaba problemas técnicos y se tuvo que posponer el viaje hasta las
cuatro de la madrugada del 31, luego presentó nuevamente fallas y el viaje fue
pospuesto para las cinco de la tarde. Sanguillén se enteró de nuevo del
aplazamiento y le dijo a Clemente que esta vez si iría con el, pero antes de ir
no encontraba las llaves del carro y cuando las encontró era tan tarde que
decidio no ir. Lo que Manny no sabía era que la invitación del destino era para
Roberto, no para él.
Manny Sanguillen |
El avión estaba evidentemente
en mal estado, el vuelo pautado a las cinco no pudo salir sino a las nueve y
veinte de la noche del treinta y uno de diciembre de 1972. A bordo de la nave
iban Roberto, personalidades de la empresa propietaria del avión y ocho
toneladas de provisiones, era una noche oscura y sin luna lo que dificultaba el
vuelo. Un empleado del aeropuerto, Jose Antonio París, fue testigo de lo que
pasó después, he aquí su testimonio:
“Me pareció ver y oír que uno de los cuatro motores vibraba mucho, realmente en exceso, cuando tomaron vuelo. Apenas estaban en el aire, se incendió ese motor. El piloto trató de regresar, e intentó un viraje a la izquierda… Pero no lo pudo lograr. Hubo una explosión. Después otras tres seguidas… y desaparecieron”.
El avión cayó al océano a las 9
y 23 de la noche y nunca se encontraron los cuerpos de los viajeros, solo
restos del avión y los equipajes. Clemente nunca supo que el dueño del avión,
un tal Arturo Rivera, había realizado 66 vuelos ilegales y trataban de
suspenderle la licencia de manera definitiva, que el ingeniero Francisco Matías
no estaba entrenado para volar ese tipo de aparatos, que el avión llevaba 4 mil
libras (2 toneladas) de sobrecarga y que tenía un considerable historial de
accidentes, la mayoría en el despegue.
Quizás una de las partes más
tristes de la historia es que su hijo mayor, le pidió que no se montara en el
avión, que este nunca llegaría a Nicaragua, su esposa Vera, haciéndose eco del
pedido de su hijo, le pidió lo mismo a Roberto, pero este respondió con una
frase que mejor define la estricta voluntad de la parca: “si vas a morir,
morirás” y eso fue lo que pasó.
Desde aquel 31 de diciembre de 1972, el mundo extraña a un grande. |
Aquella noche no solo murió un
año, sino que también murió una de las más grandes glorias de este deporte tan
hermoso. Se apagó la llama de su vida, pero comenzó a arder la estrella de su
leyenda, pero ¡por dios! ¡Cómo hace falta su presencia! Como hace falta el día
de hoy peloteros como él… se podría citar a Andrés Eloy Blanco: “…cómo son
ácidas las uvas de la ausencia”.
Roberto
Clemente, el inmortal
Clemente terminó su carrera con la mágica cifra de 3000 hits. |
Ese mismo año, y justamente el
último día de la temporada regular de 1972, Roberto Clemente se convertiría en
el primer latinoamericano en ingresar al club de los 3000 hits, cifra con la
que cerraría su brillante carrera de 17 años en las mayores, todos con los
Piratas de Pittsburgh. En su carrera cosechó innumerables éxitos, entre los que
destacan 15 juegos de estrellas, 2 campeonatos de Serie Mundial, 12 guantes de
oro de manera consecutiva, 4 títulos de bateo, 4 temporadas con mas de 200
hits, promedio de por vida de .317 y a la defensiva destaca por tener la mayor
cantidad de campañas siendo líder de asistencias para un outfielder, fue Mas
Valioso de la Liga Nacional en 1966 y su número 21 fue retirado de los Piratas
de Pittsburgh, además que tuvo una gran importancia para lo que es hoy la
situación de los peloteros latinos. Su actividad fuera del terreno fue igual de
grande que su labor dentro de él: Clemente fue el primer latino en ganar una
Serie Mundial como titular, el primero en ganar un premio mas valioso, el
primero en ganar un más valioso de Serie Mundial, el primero en alcanzar los
3000 hits y el primero en llegar a Cooperstown y sobre todas las cosas: fue muy
activo en la lucha por lograr que los atletas latinoamericanos fueran tratados
con respeto y que se acabara de una vez por todas, la discriminación hacia
ellos.
Video del hit 3000 de Roberto:
Poco después de su muerte, el
comisionado del béisbol, Bowie Kühn en acuerdo con la Asociacion de Escritores
de Béisbol de los Estados Unidos, convocaro a una votación especial para elevar
a Clemente al Salón de la Fama, para eliminar la regla de cinco años después de
su retiro para llegar al Salón. Clemente obtuvo 393 de 424 votos para un 93% de
votos recibidos, en ese momento solo Ty Cobb, Babe Ruth, Honus Wagner, Bob
Feller, Ted Williams y Stan Musial habían obtenido mas votos en el momento de
su elección. Esa fue la segunda ocasión que se convoco a una elección especial
para elevar a un jugador a Cooperstown, la primera ocasión fue para Lou Gehrig.
Para justificar la eliminación
de los cinco años de espera reglamentarios para elevar a alguien, el
comisionado Kühn explicó:
“Por lo muy
grande que fue como pelotero, por lo muy grande que fue como líder, por lo muy
grande que fue como ser humano”
Placa del gran Roberto en el Salon de la Fama |
Clemente, infancia y primeros
años.
Roberto Clemente Walker, nació
el 18 de agosto de 1934 en Carolina, Puerto Rico. Sus padres se llamaban
Melchor Clemente y Luisa Walker, tuvo 6 hermanos mayores. Desde joven, Clemente practicó
atletismo, dedicándose en especial a las carreras de distancias cortas y las
jabalinas. Durante su infancia, su padre trabajo en las plantaciones de azúcar
como capataz, trabajo que no era suficiente para mantener a su familia, así que
Clemente, como el astro venezolano Vidal López y otros héroes de la raza
latinoamericana, tuvo que trabajar desde niño para ayudar a mantener a su
familia. Entre los oficios que desempeño Clemente destacan el haber sido
repartidor de leche en su vecindario.
Desde joven, Clemente practicó
atletismo, dedicándose en especial a las carreras de distancias cortas y las
jabalinas. Sin embargo, fue el béisbol el que despertó su verdadero interés y
desde niño jugó béisbol. Asistió a la Vizcarrondo High School en Carolina. Durante
su primer año en High School fue seleccionado para jugar softball, luego a los
16 años jugó en la Liga Amateur de Puerto Rico, con el equipo “Juncos”
Su madre Luisa dijo:
“Roberto fue el menor de mis siete hijos. Era muy fuerte, sus manos eran diferentes a las de los demás. Cuando el tenía cinco años, si tenía 25 centavos en su mano, él decía: “me voy a tomar una foto” en ese tiempo habían maquinas donde te podías sacar tu propia foto. Sus hermanos se reían y decían: “este muchacho se cree que es muy buenmozo”… nació con ese instinto, y debió ser su destino porque la gente tomó fotos de el durante toda su vida”
También agregó:
“Desde niño Roberto amó el béisbol. Cuando estaba en la cama tenía una pelota de goma que la lanzaba contra la pared y la atajaba y la volvía a lanzar. Cuando estaba más grande reunía a los muchachitos del barrio y se ponían a jugar. Yo lo vestía limpio y muy bonito y elegante y el salía y cuando regresaba venía lleno de polvo y barro. Yo lo mandaba a comprar a las tiendas y se tomaba horas en regresar. Yo le decía: “cuando te vas, tienes que decirme a donde vas” Yo crié a mis hijos en una época diferente, no como el día de hoy. Cuando yo lo mandaba a una diligencia a la casa de alguien le decía: “Dices Buenos Días, les das lo que les mando contigo y no te atrevas a entrar al menos que te inviten. En aquellos días los niños se les criaba para ser humildes, no como hoy. El nos pedía la bendición: “Bendición papá, bendición mamá”
Y nuestro
Roberto fue criado magistralmente y del trabajo humilde y estricto de sus
padres salió un maravilloso ser humano quien a base de esfuerzo, de disciplina
y de humildad pudo destacar en una actividad como el béisbol la cual es quizás
la más difícil del mundo, porque requiere tener unas habilidades muy
especiales, y Roberto lo hizo en un lugar y época difíciles, donde fue
discriminado, fue subestimado y hasta rechazado, pero el se las ingenio para
terminar siendo recordado como uno de los más grandes en la historia de este
deporte. Roberto agradeció a sus padres:
“Cuando yo era niño, me di cuenta de lo adorables que eran mis padres. Yo era tratado muy bien y aprendí la forma correcta de vivir. Nunca oí de odio en mi casa, hacia nadie. Nunca oi a mi madre decirle algo mal o feo a mi padre ni de el hacia ella. Durante la guerra, cuando la comida era difícil de conseguir, ellos alimentaban a sus hijos primero y si sobraba, entonces comían ellos, porque siempre pensaban en nosotros primero. Mi madre trabajaba duro, muy duro, se levantaba a la una de la madrugada a preparar la comida a los que venían a trabajar en la plantación… a pesar de cómo vivimos, éramos felices. Nos sentábamos y comíamos y bromeábamos. Fue maravilloso crecer con gente que tenía que luchar para comer.
Uno
de sus hermanos dijo acerca de Roberto:
“Era un niño muy maduro, incluso cuando tenía 10 o algo así. El hacía dos cosas: jugaba pelota y se quedaba en casa. Nunca se metía en problemas… siempre fue tranquilo, nunca le pegaron mis padres.”
Inicios de la carrera de Roberto
La carrera de Clemente en el
profesional llegó de la mano de los Cangrejeros de Santurce, en la pelota
boricua, equipo donde formo parte del “Escuadrón del Pánico”, discutiblemente
el mejor roster de todos los tiempos en la pelota del Caribe. En la temporada
54-55 los Cangrejeros de Santurce no solo ganaron la pelota puertorriqueña sino
también la Serie del Caribe, y en sus filas destacaban Roberto Clemente y
Willie Mays, quienes más tarde se convertirían en los mejores outfielders de su
tiempo. En el béisbol boricua, Clemente también formó parte de los Criollos de
Caguas y los Senadores de San Juan.
Clemente llegó al profesional con el uniforme de los de Santurce |
Clemente fue firmado por los
Dodgers de Brooklyn el 19 de febrero de 1954 y con ellos pasó una temporada con
la sucursal triple A, los Montreal Royals. El paso por Brooklyn de Clemente ha
sido tachado de “engaño” por la forma discriminatoria con la que los Dodgers lo
trataron.
Con Saturce, Clemente fue parte del "Escuadrón del Pánico" siendo compañero de Willie Mays |
Una regla de esa época decía
que todo jugador firmado con bono mayor a cuatro mil dólares debía permanecer
desde la primera temporada en Grandes Ligas, y si lo mandaban a las menores no
podían volverlo a subir y al final de la temporada quedaría disponible para
cualquier otro equipo en el draft por la cantidad de 4000 dólares. Eso fue lo
que pasó con Clemente, quien firmó por 10 mil dólares, mas cinco mil de sueldo
por la primera temporada.
Clemente tambien jugó con Caguas en Puerto Rico |
Clemente recibió un trato muy
malo con Brooklyn, quienes no solo lo mandaron a triple A por toda la
temporada, sino que limitaron su tiempo de juego. Clemente declaró:
“Los Dodgers querían que yo me viera mal, por lo que me sentaban cada vez que bateaba bien y me volvían a alinear si había estado mal al bate… pero si me hubieran dicho la verdad, si no hubieran sido tan mentirosos, quizás no me sentiría tan mal”
Clemente era muy mal tratado
por el manager del equipo quien lo alineaba poco y lo obligaba a tomar práctica
de bateo con los pitchers y no con los outfielders, sumado a eso estaba la
discriminación hacia los negros y a los latinos, que a pesar de que Jackie
Robinson había quebrado la barrera del color en 1945, aun habían fuertes ecos
del racismo. Por ejemplo, una tarde
Clemente fue a un restaurante con otros de sus compañeros y le dijeron que se
retirara, porque ahí no atendían negros.
Clemente estaba tan
desesperado, tan frustrado por lo que estaba viviendo que a principios de julio
tomo la decisión de regresar a Puerto Rico. Sin embargo, el manager de
Clemente, Max Macon era amigo de Howie Haak, scout de los Piratas, y quien
estaba informado de los prodigios de Clemente, y Haak logró sacarle la verdad a
Macon, éste le dijo que los Dodgers le habían ordenado ocultar a Clemente de
los demás scouts para que no se lo llevaran al final de la temporada.
Clemente tambien jugo y dirigio a los Senadores en la pelota boricua |
Cuando Roberto estaba haciendo
las maletas para regresar a Puerto Rico, Haak se presentó en su cuarto, le dijo
que dejara de hacer maletas y le prometió que los Piratas lo tomarían de
primera escogencia en el draft. Clemente al principio no le prestó atención y
siguió obstinado en su decisión de regresar a Puerto Rico, y Haak entonces le
dijo:
“Si te vas podrías acabar con tu carrera y darle el gusto a los Dodgers de permanecer con ellos. Fíjate lo que ocurriría: si te vas, serás llevado a la lista de suspendidos, por lo que te convertirías en inelegible para el draft. Así que no podríamos adquirirte. Si estoy aquí, y hablando contigo, es porque te necesitamos, te queremos con nosotros… te suplico que no te vayas. Te sugiero soportar, SUFRILO TODO, por favor, hasta el final de la temporada. Te garantizo lo que ya te dije, los Piratas van a alinearte como el right fielder regular tan pronto te negociemos”
Clemente entonces se quedó. Los
piratas tomaron a Clemente en la primera escogencia del draft de novatos el 22
de noviembre de 1954 y con ellos debuto en las Grandes Ligas el 17 de abril de
1955 y con ellos permaneció hasta el final de su carrera el 3 de octubre de
1972.
El debut de Clemente ocurrió en
una doble cartelera contra los Dodgers. Al principio de esta época experimento
frustración debido a tensiones racionales con los medios locales y algunos de
los aficionados. Clemente respondió como su habitual forma de ser lo dictaba: “No creo en el color” por tal razón
Clemente nunca discriminó a nadie basándose en su color de piel.
A mediados de la campaña del 55
Clemente sufrió un accidente de tránsito que le hizo perder varios juegos
debido a una lesión en la espalada baja. Al final termino la campaña con
average de .255 a pesar de que tuvo problemas a la hora de enfrentar ciertos
pitcheos. Sin embargo a la defensiva brilló como era de esperarse.
El invierno de la 58-59
Clemente no jugo en la pelota boricua, en su lugar se unió al cuerpo de
reservas del ejército de los Estados Unidos, donde permaneció por seis meses en
un entrenamiento que lo ayudó físicamente, ganó unos 5 kilos, un poco de fuerza
y desaparecieron sus problemas en la espalda.
Clemente, junto a Honus Wagner: hombres franquicia de los Piratas de Pittsburgh |
La
década de los 60
A comienzos de la campaña de
1960 Clemente lidero la Nacional en promedio al bate con .353 e impulso carrera
en 25 de los primeros 27 juegos. Su average permaneció por encima de los .300 a
lo largo de toda la temporada. En agosto estuvo inactivo por cinco juegos
debido a una lesión en su barbilla, la cual se produjo cuando su cabeza impacto
contra una pared de concreto mientras intentaba atrapar un batazo. Cuando
ocurrió el accidente fue llevado al hospital donde le dieron puntos de sutura y
le prohibieron jugar.
Ese año los Piratas terminaron
con récord de 95-59 durante la temporada regular, ganaron la Liga Nacional y
sorpresivamente derrotaron a los Yankees en la histórica Serie Mundial del jonrón
de Bill Mazeroski. Clemente bateó para .310 en la serie, con hit en cada uno de
los siete juegos. Durante la regular Clemente bateó para .314 con 16 jonrones y
una brillante defensa que le valió su participación al primer Juego de
Estrellas, aunque no fue titular.
Sin embargo, a pesar de su
brillante actuación de ese año Roberto solo apareció como octavo en la votación
al Mas Valioso, lo cual lo hizo sentirse ignorado y discriminado por ser latino
y negro.
Bill Mazeroski, héroe en la
Serie Mundial de ese año declaró:
“Roberto se sintió muy mal con ese resultado, porque trabajó más fuerte que nadie durante todo el año. No quiero restarle méritos a ninguno de los otros, pero creo que el merecía ganar”
Los reporteros estadounidenses
oyeron a Clemente quejarse fuertemente al respecto. Clemente comentó:
“Confirmé esa vez que los peloteros latinoamericanos negros somos tratados aquí como los negros estadounidenses fueron tratados en los días más duros de la discriminación. Eran víctimas de los prejuicios irracionales porque los consideraban seres inferiores. Ahora nosotros también sufrimos eso. Es simple, como hablábamos otro idioma y venimos de otros países, somos una minoría dentro de otra minoría. Por eso es que te digo, si a los negros los tratan como a ciudadanos de segunda, a nosotros nos tratan como ciudadanos de tercera.”
Bill Mazeroski reconoció siempre la valía de Clemente. |
A pesar de la discriminación de
la que era objeto Clemente no dejó que esto lo distrajera en el terreno de
juego, cumplió con su responsabilidad como pelotero y ser humano y solo salía
al terreno a ayudar a su equipo a ganar, y en 1961 bateó .351 ganando el primero
de sus cuatro títulos de bateo, más 23 jonrones, 89 impulsadas, 30 dobles, 10
triples pero lamentablemente los Piratas llegaron sexto lugar, con récord de
75-79. Roberto abrió como rightfielder titular de la Nacional en el juego de
Estrellas y eb su primer turno al bate dio triple y anotó la primera carrera
del juego. Con la Americana con la ventaja en la décima de 4 por 3, Clemente
dio un doble de dos carreras para dejar a la Americana en el terreno.
Esa temporada Clemente, durante
los entrenamientos de primavera trató de modificar su técnica de bateo usando
un bate más pesado para disminuir la velocidad de su swing, en consejo del
coach de bateo George Sisler.
En 1964, durante la pelota Boricua,
Clemente jugaba para los Senadores de San Juan y se lesionó, teniendo que ser
operado. La lesión lo limitó mucho con los Piratas en la temporada de 1965 y en
la primera mitad de esa campaña solo bateó .257, pero cuando recuperó su ritmo,
bateó de hit en treinta y tres de treinta y cuatro juegos, subiendo su average
a .340.
En la década de los ’60 Clemente
bateó por encima de los trescientos en todas las campañas con la sola excepción
de 1968, cuando dejo promedio de .291. En todas las campañas asistió al Juego de
Estrellas y ganó un Guante de Oro. Ganó cuatro títulos de bateo: el anteriormente
mencionado 1961, el de 1964 con promedio de .339, en 1965 con .329 y en 1967 con .357 cifra tope en su
carrera. Lidero la liga en hits en dos
ocasiones: 1964 con 211 y en 1967 con 209. En 1967 tambien estableció topes en
su carrera con 23 jonrones y 110 impulsadas.
Por jugadas como éstas, Roberto Clemente ganó 12 Guantes de Oro |
Los 70.
La temporada de 1970 fue la
última de los Piratas en Forbes Field antes de mudarse al Three Rivers Stadium.
Para Clemente fue un momento muy sentimental el abandonar aquel estadio: “Pasé
la mitad de mi vida en este estadio, será difícil jugar en otra parte”. El 24
de julio de 1970 fue declarado “La noche de Roberto Clemente” y muchos fanáticos
puertorriqueños asistieron a apoyar a Clemente mientras portaban indumentarias
boricuas.
En la temporada de 1970
Clemente dejó promedio de .352 y los Piratas ganaron la división este de la
Americana y cayeron ante los Rojos en la Serie de Campeonato. En 1971 los Piratas quedaron campeones de la
Nacional y se enfretaron a los Orioles de Baltimore en la Serie Mundial.
Baltimore había ganado 100 juegos y había barrido la Serie de Campeonato de la
Americana, ambos por segunda ocasión corrida
y eran los campeones defensores de la Serie Mundial.
Clemente es honrado en el PNC Park de los Piratas. |
Los Orioles supieron responder
al compromiso ganando los dos primeros juegos de la Serie, pero los Piratas se
recuperaron y terminaron ganando la Serie en siete compromisos. Este fue el
segundo anillo de Serie Mundial para Clemente.
En la serie, nuestro magno
héroe del béisbol bateó de 29-12, para un excelente promedio de .414, actuó a
la defensiva como siempre y en el séptimo juego dio un jonrón solitario que decidió
el juego con marcador de 2 por 1 y ganó el premio Mas Valioso de la Serie.
Sin duda, el ganó solo la
Serie.
La temporada de 1972 fue la
última de Clemente en las Grandes Ligas, en la que solo participó en 102 juegos
debido a lesiones, pero aun así bateó para .312.
El 30 de septiembre de ese
mismo año, en juego en el Three Rivers Stadium, bateó un doble ante Jon Matlack
de los Mets de Nueva York, en lo que fue su hit 3000. Fue su último turno en su
vida, en temporadas regulares porque luego jugó postemporada, contra los Rojos
de Cincinnati, en la Serie de Campeanato que los Piratas perdieron, quizás
debido al pobre desempeño de Clemente quien solo bateó de 17-4.
Roberto Clemente en la Serie Mundial de 1971 |
El último juego antes de que
nos dejara fue en Riverfront Stadium de Cincinnati, en el quinto juego de los
Play Off.
Clemente, su personalidad.
Manny Sanguillén, a quien vemos
muy afectado al mencionar a Roberto en el documental “Perfiles” de ESPN, en la edición
de Roberto Clemente, dijo: “Roberto se exigía mucho a sí mismo como eso de
tirarle a un pitcheo fuera del home. Eso parece imposible. Todos le hemos hecho
swing a cosas malas, hasta los mejores bateadores como el”.
Era testarudo, porfiado, terco
como una mula como diría mi abuela, pero era algo magnífico, solo las personas
que se exigen mucho de sí mismos pueden llegar a ser grandes. Roberto se
frustraba mucho cuando se ponchaba y hacía algo que hoy quizás sería criticado:
lanzaba los cascos contra la tierra y a menudo se rompían. Incluso, en su
primera temporada, el manager de los Piratas, Fred Haney lo llamó y le dijo:
“Mira Roberto… primeramente, entre tus obligaciones aquí no figura esto de romper los útiles del club. En segundo lugar, los cascos no son tuyos, sino de la organización. Por eso te voy a cobrar 25 dólares por los tres cascos que has roto, y de ahora en adelante pagarás 10 dólares por cada uno que rompas”
Por eso, al final de la
temporada, a Roberto le descontaron 220 dólares de su sueldo producto de 22
cascos que rompió a lo largo de la campaña.
Los blancos, no querían a
Roberto Clemente. La barrera racial se había roto unos 15 o 20 años atrás y sin
embargo habían todavía algunos rastros de racismo que afectaban a jugadores
negros y también latinos. Por eso figuras como Luis “Camelón” García o Vidal
López, quienes eran supesastros no llegaron a las mayores. Pero Roberto tuvo
que soportar eso y lo hizo con una nobleza ejemplar, soportó de todo y se portó
muy bien, siempre orgulloso de su herencia y de sí mismo. En una ocasión, un
periodista estadounidense lo felicitó por su gran juego y lo comparó con Willie
Mays. Roberto, humilde y tranquilamente le dijo:
“No señor,perdone, eso no es cierto. En primer lugar, el es centerfieder y yo rightfielder. En segundo lugar, solo juego como juega Roberto Clemente, y él juega como Willie Mays.”
Roberto y Willie jugaron juntos
en Puerto Rico, y Clemente lo admiraba mucho, y también declaró:
“Willie Mays me ayudó mucho cuando jugamos juntos Puerto Rico. No solo me ayudo a perfeccionar la atrapada tipo cesta, sino que también me aconsejó a no permitirles a los lanzadores que se sintieran superiores a mí. Que si me tenía que tirar al suelo por un lanzamiento pegado, me levantara en seguida, que ni siquiera me limpiara el uniforme y tratara más que nunca de conectar bien. Me decía: “Demuéstrales siempre que eres Roberto Clemente”
Willie Mays |
Clemente también era testarudo
en el terreno de juego. En una ocasión, los Piratas jugaban contra los
Phillies, el juego estaba 2-1, en la séptima entrada y hombre en tercera con un
out, Clemente al barte, el manager de los Piratas, quien también era coach de
tercera, ordenó un squeeze play pero Roberto no le hizo caso y se ponchó. Lo multaron
por no respetar una seña. Mas tarde en la novena entrada, con hombre en
primera, Roberto dio un jonrón para dejar en el terreno al rival pero ni eso lo
quitó la multa.
Otro suceso interesante ocurrió
ese mismo año, ante los Cubs, quienes visitaban a los Piratas y ganaban en la
novena 8-5, en esa entrada había bases llenas, sin out y Roberto al bate, soltó
una línea entre left y center que cayó y se perdió en las profundidades del
parque, los corredores anotaron fácilmente y Roberto volaba por la bases, el coach de
tercera y manager, le hacía señas para que se parara en tercera, pero Roberto
Clemente dio un giro por tercera y se dirigió al home, el cortador quien fue el
shortstop iba a lanzar a tercera pensando que Clemente se dirigía hacia allá, y
en el momento de hacer la correcion perdió unos segundos que le permitieron a
Clemente deslizarse de cabeza sobre home y llegar quieto. Asi Roberto Clemente
dejo en el terreno a los Cachorros con un grand slam dentro del campo. El manager
lo multo por 25 dólares por no respetar su decisión de que se parara.
Roberto Clemente dijo al
respecto:
“Si tengo que pagar los Grand Slam dentro del campo para dejar en el terreno al rival, no a 25 dólares sino a 100 dólares cada uno, con gusto los pago”
La actitud del manager de los
Piratas hacia Clemente me hace recordar las penurias que pasé en una tienda
donde trabajé como vendedor, de la que me despidieron “porque me gustaba vender
mucho”.
En otra ocasión la testarudez
de Clemente no le salió del todo bien. En septiembre de ese año, los Cubs
ganaban 3 por 2 en la novena, con dos outs y hombre en tercera y al bate
Clemente, representando la victoria. Clemente en vez de buscar un batazo que
empatara o decidiera el juego, dio un toque sorpresa que resultó en un fly a
tercera y el fin del juego. Esta vez y con razón, el mánager le reclamó preguntándole
que porque en vez de tocar no buscó un jonrón, Clemente le dijo: “Jefe, hoy no
tenía ganas de jonrón”
Roberto
y su perennidad.
Jugadores espectaculares como
Roberto Clemente los ha habido muchos en todas las épocas y países, pero pocos
tienen esa aura mágica que mantiene vivo a Clemente en el corazón de millones.
Su gran labor como pelotero, su
orgullo que supo defender con fortaleza y el respeto ganado por todos sirvió para
que poco a poco el béisbol de las Grandes Ligas, pudiera aceptar y respetar a
los peloteros latinos de color, quienes hoy representar un valiosísimo papel en
la gran carpa. Todo esto se debe al gran número 21.
Pero Clemente fue mas que una
gran pelotero, también fue un gran ser humano que ha inspirado la vida de
millones a lo largo de las cinco décadas de existencia de su leyenda. Fue un
modelo a seguir como pelotero, como hijo, como hermano, como esposo, como
padre, como representante de una raza, en fin como un ser humano, Roberto fue
casi perfecto, si hubo algún defecto en el, quizás sea su testarudez, pero su
testarudez y obstinación fue también lo que lo hizo grande.
Roberto, haciendo lo que sabía hacer |
Recuerdo que al lado de nuestra
casa, vivía un señor ya anciano, negro, silencioso, quien siempre nos pasaba
las pelotas cuando estas pasaban la cerca, y recuerdo también que el siempre
portaba, nunca se la quitaba, una gorra de los Piratas. Nos dijo una vez,
mientras no pasaba una pelota que se había ido de foul hacia su casa y que cayó
cerca de un gallinero, jugaba con mi hermano menor y entonces tratamos de
recuperarla con una vara, yo me monté en la cerca y trataba de halarla hacia
nosotros, cuando mi hermano de pronto gritó que hay venía el señor, yo traté de
bajarme pero me quedé atrapado y cuando el señor me vio simplemente disimulé y
le dije como si nada: “¿Podría pasarnos la pelota?” el sin decir nada tomó la
pelota y nos la lanzó, luego se acarició la gorra mientras nos decía:
“Vayan muchachos, jueguen y sean grandes como Roberto Clemente”
En ese momento no lo entendí. Era
bien sabido por mí que Clemente era considerado el mejor jugador latino de
todos los tiempos, pero no sabía por qué, no sabía que había hecho y cual era
la historia de su vida.
Años después cuando sentí que
mi manera de ser no era la de un latinoamericano, investigué por pura
curiosidad su historia para buscar mi locus externo de identidad, y simplemente
me sentí más orgulloso que nunca por ser latino, del ser de la misma raza de
tan maravilloso hombre. Bowie Kühn, entonces comisionado de las Grandes Ligas,
dijo:
“Roberto Clemente le dio una nueva dimensión a la expresión “pelotero completo”, hizo ver la palabra “superestrella” como insuficiente”
Y es verdad. Como pelotero, de
los mejores de todos los tiempos. Como ser humano, también.
El gran número 21 |
¿El mejor pelotero
latinoamericano? Creo que sí, esta en mi outfield latino de todos los tiempos,
al lado de otros dos grandes: Martin Dihigo y Vidal López.
40 años sin ti Roberto… ¡y que
amarga ha sido tu ausencia!
Hasta la próxima
Gracias
a dios por un día mas de vida
Jesús
Ulacio Pineda.
Agradecimientos
especiales
Quisiera agradecer a las
siguientes fuentes de información, las cuales nutrieron este artículo.
- El libro Cinco mil años de Béisbol de Juan Vené (fuente primaria de información)
- El Blog “Foto Álbum delrecuerdo de Béisbol de Puerto Rico”
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Por Alex Ulacio
Por Alex Ulacio
Etiquetas:
Grandes del Béisbol
Venezolano, beisbolista frustrado y aspirante a escritor. Me gradué de Soñador Profesional en la Universidad de los Inútiles, actualmente realizo mi maestría en Persecusión de Ideales. Amante de los libros y el rock. Cuando no ando escribiendo, estoy pensando en lo que escribiré.
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