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viernes, 4 de julio de 2014
Rube Waddell, el niño eterno del béisbol
El ponche es el equivalente del jonrón para el lanzador, es el que levanta a los aficionados de sus asientos para aplaudir sus habilidades. El
primer lanzador que utilizó el ponche como una atracción para el público fue
Rube Waddell. Leyendas y cuentos inverosímiles se han tejido alrededor de su
figura casi ficticia, de su vida
desordenada.Uno de los personajes mas fascinantes en la historia del béisbol, uno de aquellos que parecen sacados de un guión de cine.
Uno
de los cuentos que de él se dicen y que se toma como cierto, es que mas de una
vez, mandó a todo su infield y outfield al dogout, mientras el ponchaba a los
tres bateadores del inning. Esto encendía el furor del público quien enloquecía
ante tal muestra de dominio. Aunque claro, esto simplemente ocurrió en juegos
de exhibición.
Otras de las historias curiosas de Waddell es que a veces se perdía del parque antes de comenzar un encuentro y sus compañeros se volvian locos buscándolo por todas partes hasta que lo encontraban bajo las gradas jugando metras (canicas).
Connie
Mack, quien dirigió a Waddell por seis temporadas dijo que él era la mejor
combinación entre “velocidad y curva” que él había visto. Y es que de no ser
por la paciencia con la que Mack llevó a Waddell, este no habría marcado el
béisbol para siempre.
George
Edward Waddell nació el 13 de octubre de 1876 en Pennsylvania. El y sus
hermanos jugaron béisbol desde muy niños, pero solo Rube pudo destacar debido a
su poderoso brazo zurdo. Su personalidad era descrita como excéntrica, inusual
y por momentos infantil; algunos, entre ellos Bill James, han llegado a
teorizar que Waddell sufría de alguna enfermedad mental que causaba sus desórdenes,
entre las enfermedades citadas se cuentan la esquizofrenia, retardo, autismo,
desorden bipolar o déficit de atención. Era fácilmente distraído por cosas
brillantes, globos y perros cachorros, llegando sus rivales a traer perros o globos durantes los juegos para distraerlo.
Es muy probable que Waddell haya sufrido de piromanía, ya que sentía
una atracción irresistible por el fuego, de hecho, entre las tantas leyendas
que de él se cuentan, está esa que dice que cuando un camión de bomberos
pasaba por el parque durante un juego en vías a apagar un incendio, Waddell
dejaba súbitamente el terreno de juego y seguía a los camiones.
Entre las cosas que distraían a Waddell se contaba los cachorros |
Aunque
no hay evidencia que Waddell haya alguna vez dejado de forma repentina el
terreno de juego para ir a apagar un incendio, si la hay de que sí tenía
mucho interés en el fuego, visitaba la estaciones de bomberos y en algunas
ocasiones hasta ayudó el mismo a apagar uno que otro incendio. Sin embargo su
obsesión con el fuego era una preocupación para Connie Mack, quien expresó:
“Debía tenerlo bien vigilado para evitar que se uniera al cuerpo de bomberos de cada localidad que visitábamos. Siempre vestía una franela roja por debajo de la camisa para que en caso que la alarma de incendios sonase el simplemente se ponía su abrigo, mostrando sus credenciales, iba volando al incendio donde intentaba dirigir las operaciones, dando ordenes, sin importar que alguien le pusiera cuidado o no”
Para
cualquier manager, y Connie Mack no era la excepción, Waddell era un dolor de
cabeza por sus excentricidades, por su carácter a veces irascible y por su
facilidad de olvidar que al día siguiente tenía que abrir un juego. Sin
embargo, Ruth Mack, hija de Connie, una vez dijo: “Había un brillo en los ojos
de mi papá cada vez que él contaba historias de Rube. De verdad que lo quería”.
En su primera experiencia profesional en el béisbol en 1896, solía lanzar la pelota hacia los que bateaban rolling a la lomita en lugar de lanzar al primera base, diciendo que de donde el venía se hacía out a los corredores de esa manera.
Su
carrera en las mayores comenzó en 1897 con el entonces Lousiville Colonels y
terminó prematuramente en 1910 cuando Waddell tenía solo 33 años. En su primera
temporada solo lanzó dos juegos y pasó el resto de la campaña en las ligas
menores. Cuando la Liga Nacional se redujo a ocho equipos, mucho de los
jugadores de los Coroneles (divisa eliminada) pasaron a formar parte de los
Piratas de Pittsburgh, entre ellos estaban Honus Wagner y Waddell.
El
debut con los Piratas se produjo en 1900 y Waddell debutó por todo lo alto,
liderando la liga en efectividad, pero su comportamiento obstinó a su manager
quien lo mandó a los Cerveceros de Milwaukee, equipo de la Western League, una
liga menor que luego se convertiría en la Liga Americana. En Milwaukee su
manager era Connie Mack, quien descubriendo el gran talento de Waddell quiso
obtenerlo como jugador de tiempo completo, pero los Piratas no pensaban igual.
En
1901 Waddell es enviado a los Cachorros
de Chicago, pero allí el manager no tuvo paciencia con él y los cachorros lo
dejaron libre. Por eso, en la campaña de 1902 Waddell se encontraba en
California, lanzando en un equipo semiprofesional de los Ángeles.
Waddel con su uniforme de los Angeles de la liga de la Costa del Pacífico |
Entre
las cosas que enfurecía a los managers de Waddell estaba su aparente falta de
responsabilidad en cuanto a sus funciones como lanzador de las Ligas Mayores. A
veces, Waddell dejaba el equipo un día antes de su apertura y no lo encontraban
por ningún lado, resultando que se había ido de pesca a otro lugar
muy lejos de donde estaba su equipo. A veces pescaba en la mañana y en las
tardes se unía al equipo de la localidad y lanzaba como si nada. Se dice que
más de una vez Waddell pidió permiso para ausentarse, pero los managers se lo
negaban, cosa que a él no le importaba porque igual se iba. Llegó un punto en
que el que Connie Mack le pedía a dos de sus jugadores que no se apartasen de
el un día antes de una importante apertura para evitar que se escapara.
Hay
una historia, cuya veracidad hoy se discute, que cuenta que Waddel descubrió al
gran Addie Joss, futuro Hall of Fame. Ocurrió durante una de sus escapadas:
Waddel pescó en la mañana y en la tarde se unió al equipo local para lanzar
contra un equipo visitan-te, el cual resultó vencedor de la mano de un joven llamado
Joss. Waddel quedó encantado por las habilidades del pitcher contrario y envió
un telegrama a Mack pidiéndole que lo firmara lo antes posible, pero Mack a
sabiendas de “las locuras” de Waddell no le prestó atención. Además la rotación
de los Atléticos ya tenía tres futuros Salón de la Fama, entre ellos Waddell.
Addie Joss finalmente lanzó para Cleveland. |
La
bebida era otro de los problemas que afectaron su existencia y su relación con
los managers y sus conyugues, o al menos eso es lo que nos dice la leyenda. Un
cuento muy extendido, un mito en realidad, dice que Waddell en cierta ocasión
estaba tan borracho en un juego que se desmayó sobre la lomita. En el libro The
Glory of Their Days, Jimmy Austin comentó el hecho, describiéndonos a un
Waddell que se caía de la borrachera y que gritaba improperios a todo el mundo.
Dice que lanzó tres innings, pero en el cuarto emba-só a dos y luego vino el
jonrón de Austin; Waddell supuestamente no se movió de la lomita pero giraba
sobre la misma de acuerdo a la carrera de Austin y le gritaba improperios, pero
luego se desmayó y todos los presentes se rieron, algo que no parece ser
posible en un juego de ligas mayores.
Jimmy
Austin relata que para ese entonces Waddell lanzaba para los Browns, es decir
esto debió ocurrir entre los años 1908 y 1910. Austin jugó con Nueva York en
los años 1909 y 1910. Ese año 1910 Waddell solo abrió dos juegos y ninguno
contra Nueva York, entonces nos quedaría solo 1909, y en ese año solo dio un
jonrón y fue contra Philadelphia, además en ese año 1909 Waddell no permi-tió
ningún jonrón. Por ende, esta historia es un mito malintencionado para manchar
la figura del buen Rube.
Waddel con los Browns |
Nunca se apareció borracho en un juego de pelota, como tampoco lo hizo Babe
Ruth ni Ty Cobb. Waddell, al igual que Groover Alexander si se presentaban en
los juegos luego de una noche en la que estuvieron borrachos, pero nunca
lanzaron en estado de ebriedad.
Las
historias concernientes al alcoholismo de Waddell forman parte más de la
leyenda que de la realidad. La mayoría son distorsionadas, exageradas o
inventadas. Durante uno de sus procesos de divorcio, su esposa acusó su
alcoholismo, Connie Mack llamado a atestiguar en el proceso dijo: “Sí oía que
Rube bebía mucho, pero nunca se presentó borracho al equipo en los seis años
que lo dirigí”.
Sin
embargo se cree que casi todo su salario lo gastaba en alcohol. Su vida
marital era complicada y Waddell con frecuencia no recordaba cuantas veces se
había casado (lo hizo tres veces), pasaba mas tiempo fuera de casa que con sus
esposas y no dejo ninguna descendencia. En 1905 psó un tiempo en la cárcel tras haberle lanzado planchas calientes a miembros de su familia política.
Connie
Mack, quien ya estaba en ese entonces con los Atléticos de Philadelphia,
estaba desesperado porque su cuerpo de pitcheo era inferior al de muchos
equipos en la Americana, por eso cuando escuchó que Waddell estaba en
California, envió a buscar por él, lo firmó para los Atléticos y fue así como
ese año se convirtió en la punta de lanza del equipo campeón de la Liga
Ame-ricana de 1902. Mack llamó a Waddel:
“La bomba atómica del béisbol, décadas antes que la bomba atómica fuera descubierta”.
En
esa temporada de 1902 Waddell debutó el 26 de junio y lanzó 33 juegos, 27 de ellos fueron
aperturas, y termino con impresionante récord de 24-7, liderando la Americana
en ponches, con 210. ¡JUGANDO MEDIA CAMPAÑA! Además en su primera aparición con los Atléticos, Waddell
enfrentó a los Orioles Baltimore y en un inning ponchó a los tres bateadores
con nueve lanzamientos, el primer caso reportado de un inning inmaculado.
Waddell con los A's |
El
repertorio de Waddell consistía en dos pitcheos principalmente: una poderosa
recta, quizás la mas poderosa de su tiempo y una curva difícil para los
bateadores. También tenía comando sobre otros pitcheos, tales como curvas
lentas, screwballs, “fadeaways” y la “flutterball”. Mack dijo: “la curva de
Waddel era mejor que su velocidad. Tenía la curva más rápida y profunda que he
visto". Mientras tanto, en la temporada muerta, se divertía luchando con cocodrilos y jugando para los Atléticos de Philadelphia de la primera NFL.
En
1903 Waddel se convirtió en el primer lanzador en la época moderna (desde que
la lomita está a 60 pies y 6 pulgadas del home) con mas de 300 ponches en una
campaña, porque ese año abanicó 302 contrarios, 115 ponches mas que su mas
cercano competidor, el año siguiente ponchó 349, 110 mas que el segundo lugar
en dicho departamento. Esos 349 ponches fueron récord para la era moderna,
hasta que Sandy Koufax y más tarde Nolan Ryan, lo rompiera. Pasarían poco mas
de sesenta años hasta que un pitcher nuevamente ponchara 300 bateadores en
campañas consecutivas.
Waddell
era una sensación. El mismo escribía en las paredes y aceras de las calles
donde jugaba: “Vayan al parque de pelota, a ver como Rube los poncha” y era eso
lo que hacía. Tras la primera temporada de Rube con los Atléticos, la
asistencia a su estadio se duplicó hasta tener la mejor entrada de la liga,
con 420 mil fanáticos al año. Su celebridad causaba que cigarrillos, jabones y
bebidas alcohólicas fuesen bautizados en su nombre. Ese mismo año comenzó viviendo en New Jersey y terminó en West Virginia, en el ínterin sería el mejor lanzador de la Americana, jugaría rugby en Michigan, recorrería los Estados Unidos como estrella en la obra The Stain of Guilt, cortejaría, se casaría y se divorciaría de May Waynne, salvó una mujer de morir ahogada, disparó accidentalmente a un amigo en la mano y lo mordería un león.
También en un juego, en el octavo inning con el juego empatado y hombre en segunda y el bateando, hubo un lanzamiento con la intención de sorprender al corredor, la bola se fue al centerfield y el corredor se vino a home y Waddell respondió bateando el lanzamiento del outfield y la interferencia fue cantada. Luego el mismo explicó:
"Esa tarde me habían lanzado puras curvas, ¡esa era la primera recta de veía!"
En
1905 Waddell se convertiría en el primer lanzador en ganar la Triple Corona en
la Liga Americana. Logró su hazaña tras dejar 27 victorias, con 287 ponches y
una efectividad de 1.45, ayudando a su equipo a ir a la Serie Mundial, donde
enfrentaron a los Gigantes de Nueva York cuya carta principal era Christy
Mathewson.
Aunque
el duelo entre dos grandes pitchers de la época se esperaba, este
lamentablemente nunca se pudo dar, esto debido a que Waddell terminó la campaña
prematuramente por una lesión en el hombro. El 8 de septiembre de ese año, los
ases más importantes de la Liga Americana se volvieron a enfrentar: Cy Young,
por Boston y Waddell por Philadelphia,
el triunfo favoreció a Waddell, pero en el camino a casa, mientras el tren se
detuvo en Louisville, él y su compañero
de equipo Andy Cloakey tuvieron una pelea amistosa por un sombrero de paja,
pero durante la misma Waddell se cayó fracturándose el hombro y no pudo lanzar
más sino hasta final de temporada cuando tuvo dos desastrosas salidas que
llevaron a Mack a sentarlo por toda la serie mundial.
Waddel y Mathewson en 1905 |
El
cuento del sombrero era muy difícil de creer y comenzaron a surgir rumores
sobre apostadores que le habían pagado a Waddell para que este fingiese una
lesión. Sin embargo Mack siempre clamó sobre la veracidad del hecho y hasta
culpó a la lesión de ponerle fin a la carrera de Waddell quien en 1906 dejó
record perdedor de 15-17, aunque fue uno de los mejores de la Liga con 7 blanqueos, entre ellos un no hitter
contra los Tigres de Ty Cobb.
El
rumor sobre los apostadores fue iniciado por Horace Fogel, una persona de
moralidad dudosa y dueño de los Phillies, quien fue expulsado del béisbol en 1912 por decir que los
umpires de las mayores favorecían más a los Gigantes y como no tenía pruebas de
su acusación, lo expulsaron. Connie Mack negó por supuesto esto y de hecho
escribió:
“Para los que conocimos a Waddell, este cuento era uno muy tonto porque para el, el dinero no significaba nada, la gloria lo era todo”.
En
1907 llegó a su final la era dorada en la carrera de Waddell. Aunque ese año
dejo marca positiva de 19-13, no era tan efectivo como solía serlo. En un juego
clave en la lucha por el campeonato ante los Tigres el 30 de septiembre,
Waddell entró a relevar con ventaja de tres carreras y no pudo contener los contrarios y aunque el juego terminó empatado luego de diecisiete entradas, el
colapso de Waddell contagió al resto del equipo y por consiguiente perdieron
el título ante los Tigres, quienes posteriormente perderían ante los Cubs en la
Serie Mundial.
Para
1908 Connie Mack tomó la difícil decisión de cambiar a Waddell y lo envió a los
Browns de San Luis, donde permaneció los tres años finales de su carrera, ya
que la relación entre el y sus compañeros de equipo era insoportable, su
cambio fue “por el bien del equipo de Philadelphia”. Ese año Waddell ganó 19
juegos y gracias a su inmenso aporte el equipo de San Luis, mediocres
consuetudinarios, permanecieron en la pelea por el título. El impacto de
Waddell sobre los fanáticos era fantástico, el año que llegó a San Luis la
asistencia al estadio de los Browns aumento en un 48%, ubicándolos como la
segunda mejor asistencia de la Liga, mientras que los Atléticos sufrieron una
baja de 30% en la venta de los boletos. Waddell, el hombre-niño, era un imán para los fanáticos.
El
19 de julio de 1908, Rube Waddell se enfrentó a los Atléticos de Philadelphia
por primera vez y ponchó a 16 contrarios, marca de ponches para un juego en la
Liga que permaneció por mucho tiempo.
Fue ese año el último grande en la carrera de Waddell.
En
1909 su marca fue negativa, de solo 11-14, con 141 ponches, una cantidad muy
baja para el lanzador que había convertido el ponche en una atracción. Ese año
tuvo su segundo divorcio, luego de un matrimonio lleno de contradicciones,
aunque poco después se casó nuevamente, esta vez con una muchacha de solo 19
años. En 1910 Waddel tuvo solo 10 apariciones en la lomita, solo dos
aperturas. En agosto de 1910 los Browns lo dejaron en libertad. En 1911 lanzó
en una liga independiente.
Su
elevado número de ponches, su personalidad y su Triple Corona, cuentan entre
las huellas indelebles dejadas por Waddell en las Grandes Ligas. El rival mas
encomiado, beisbolísticamente hablando, de Waddell fue Cy Young, con quien
protagonizó célebres encuentros como el del 4 de julio de 1905 y al final del mismo celebró como solo un niño lo sabe hacer: dando volteretas por todo el parque.
En
1912, ya retirado del béisbol a la edad de 36 años, Waddell se encontraba
trabajando en una granja en una pequeña localidad del estado de Kentucky, a las
orillas del río Mississippi. Cuando el río amenazaba con inundarse, se
propuso como voluntario en los trabajos de rescate civil, su trabajo era apilar
sacos de arena para contener el embate del agua. Estuvo durante muchas horas
expuesto a aguas de bajas de temperaturas lo que le causó una fuerte neumonía
que terminó convirtiéndose en tuberculosis. Aun así lanzó nuevamente en un
equipo amateur hasta que su salud lo obligó a refugiarse en la cama.
Connie Mack |
El
equipo para el que lanzaba le pagó el viaje a San Antonio, donde estaban sus
padres y su hermana menor. Connie Mack (quien ya era dueño de los Atléticos) se
enteró de la enfermedad de su anti-guo dirigido e inmediatamente convenció a su
socio Ben Shibe de costear los gastos de su enfermedad y así fue. Las órdenes
de Mack eran claras:
“Waddell deberá tener la mejor atención médica y de enfermería y ningún gasto debe ser escatimado para que el una vez poderoso Rube recupere su salud o para que su agonía sea más lle-vadera si su lucha ha de ser una derrota”.
Waddell
finalmente murió el primero de abril de 1914, a la edad de treinta y siete
años, joven aun, nunca envejeció. Mack sintió un dolor profundo por su muerte y dijo:
“Waddel era el mejor lanzador del béisbol (…) él pudo habernos fallado a veces, pero yo y los otros dueños de los Atléti-cos de Philadelphia, le debemos mucho”.
Y vaya que Mack vio a grandes lanzadores: Hossburn, Nichols, Young, Johnson, Mathewson, Grove, Feller, etc.
A
pesar de su personalidad excéntrica, muchos recordaban a Waddell como la
persona más sincera que habían conocido y también como la más desprendida.
Aunque era una persona con la que era difícil de lidiar por sus cambios de
humor, el consenso general es que en sus momentos mejores era una persona muy
agradable y amigable. No recordaba las veces que se había casado ni cuando
tenía que abrir un juego, pero siempre recordaba los nombres de sus amigos. Su
carácter con respecto al dinero era de indiferencia, era muy caritativo y
humanitario, siempre extendiendo una mano amiga a quien lo necesitaba y
sirviéndole al hombre común. Murió a causa de una buena acción, una acción que
hoy ningún pelotero haría, por muy poco que gane.
Waddell en su lecho de muerte |
Aunque
nunca sabremos si Waddell tenía esquizofrenia o autismo, o si era bipolar o un
retardado, lo que si tendremos por cierto es que fue un personaje carismático,
que le brindó grandes momentos al béisbol, siendo el primero en usar el ponche
como arma de dominación. Su comportamiento infantil causaba risas y lágrimas a los fanáticos y problemas a sí mismo, su talento para el béisbol era indiscutible, siendo el zurdo con la recta mas poderosa de su tiempo y el único capaz de quitarle a Cy Young el título de mejor pitcher. El eterno niño del béisbol.
Lamentablemente,
Waddell es poco recordado al día de hoy y su inducción al Salón de la Fama solo
llegó en 1946, via el Comité de Veteranos.
Rube
Waddell, sin duda, todo un personaje del béisbol.
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Venezolano, beisbolista frustrado y aspirante a escritor. Me gradué de Soñador Profesional en la Universidad de los Inútiles, actualmente realizo mi maestría en Persecusión de Ideales. Amante de los libros y el rock. Cuando no ando escribiendo, estoy pensando en lo que escribiré.
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