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domingo, 7 de agosto de 2016
Ichiro, doblemente leyenda
Ichiro Suzuki cuenta actualmente
2.999 hits, solo uno lo separa de la mítica marca de los tres mil, una cifra
envuelta de halo de leyenda que baña a quien en ella se sumerge. Pero de por
sí, ya Ichiro es un inmortal del béisbol. Antes de su debut en los Estados
Unidos, en su natal Japón, Suzuki dejó la impronta de 1278 hits. Sumadas ambas
etapas, su total es de 4277, cifra que ningún otro mortal supera. Es suficiente
para que ingrese a ambos Salones de la Fama.
Que su carrera por sí sola en las
mayores basta para considerarlo una leyenda, eso no queda en entredicho. Lo que
llama la atención en su persona, es que su carrera en Japón, añade más leyenda
a la leyenda y podríamos estar hablando de Ichiro como uno de los grandes
jugadores de todos los tiempos, al nivel mismo de un Ty Cobb o un Babe Ruth,
aclarando por supuesto que no se trata de similitud en sus estilos de juego
sino en estatus, en lo que representa su figura.
Sus “highlights” en Norteamérica incluyen:
en 2004 estableció récord de más hits en una campaña cuando conectó 262, en
2010 se convirtió en el primer jugador en coleccionar diez campañas
consecutivas de 200 hits desde su debut, entre 2006 y 2007 acumuló una
seguidilla de 45 bases robadas consecutivas sin ser atrapado, en 2001
estableció record de la liga americana de más juegos con más de un hit al
lograrlo en 135 compromisos, en 2004 estableció récord de la temporada con más
juegos de cinco hits o más al hacerlo en cuatro ocasiones y finalmente, y para
no extendernos mucho, está emptado con Ty Cobb en la marca de más seguidillas
de 20 o más juegos conectando de hit, a la fecha, ha acumulado siete de dichas
cadenas.
Lo que pasa desapercibido para la
mayoría de los fanáticos, es lo hecho por Ichiro en su natal Japón. En solo nueve
años de carrera allí, Suzuki dejó una huella similar a la que en carreras
enteras dejaron Isao Harimoto, Shigeo Nagashima y Sadaharu Oh.
En 1992, con 18 años, Suzuki debutó
con los Orix Blue Waves y en su primer desafío le bateó un jonrón a Hideo Nomo.
En sus primeras dos campañas, Ichiro los pasó más que todo en la banca,
viniendo como emergente, por tal razón sus números no fueron impresionantes.
Su primer gran año fue 1994. Con un
nuevo manager al frente del Orix, Ichiro pudo disfrutar de más tiempo de juego
y respondió con creces: jugó los 130 juegos de su equipo, ganó el MVP y
estableció marca para una temporada con 210 hits, siendo el primero en rebasar
la barrera de 200 inatrapables y marcando distancia de 56 hits con el segundo
lugar. Dicho record fue superado después por Shogo Akiyama, pero en una campaña
de 143 juegos. Por supuesto, su average de .385 fue el mejor de ambas ligas.
Desde entonces y hasta su retiro en
Japón en 2000, Suzuki coleccionó siete campeonatos de bateo consecutivos, un
récord que hasta ahora no ha sido amenazado y además igualó la marca para más
coronas de bateo conseguidas por un jugador, una hazaña que Isao Harimoto logró
en veintidós años.
A la campaña siguiente su porcentaje
de bateo sufrió una baja de 43 puntos, pero eso bastó para ganar el título. Si su
average perdió, su poder aumentó, y ese año lideró la liga en impulsadas con 80
y conectó 25 jonrones, quedando a solo tres cuadrangulares de ganar la Triple
Corona. Adicionalmente, estuvo moviéndose mucho en el sendero de las bases y
acumuló 49 estafadas ese año.
Al año posterior, ganó su tercer
MVP, la corona de bateo y su equipo se coronó campeón de Japón derrotando a los
legendarios Gigantes de Yomiuri.
En sus nueve años en su tierra
natal, Ichiro ganó siete MVP, siete coronas de bateo, bateó 118 jonrones –cinco
más de los que lleva en las mayores-. En 2000, su última campaña en Japón,
Ichiro superó su propio récord, al dejar average de .387 y despedirse por todo
lo alto.
Si en las Grandes Ligas Ichiro puede
codearse con grandes de la talla de Ty Cobb y Pete Rose, en su natal Japón, su
carrera está muy por encima del ídolo nacional, Shigeo Nagashima, sus números
impresionan tanto como lo hacen los de los legendarios Sadaharu Oh e Isao
Harimoto, números que estos consiguieron en un poco más del doble de años que
Ichiro.
En definitiva, al estar ante Ichiro,
no estamos ante una mera leyenda, sino a una doble leyenda. Profeta en tierra
ajena y propia. Un grande; para él, nuestros respetos y sincera admiración.
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Etiquetas:
Béisbol Asiático,
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Grandes del Béisbol
Venezolano, beisbolista frustrado y aspirante a escritor. Me gradué de Soñador Profesional en la Universidad de los Inútiles, actualmente realizo mi maestría en Persecusión de Ideales. Amante de los libros y el rock. Cuando no ando escribiendo, estoy pensando en lo que escribiré.
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